Lo primero, agradeceros que todavía sigáis pasando por aquí tras casi dos meses sin entrada.
Lo segundo, un poco de algún tema que, vista la persistente escasez moral e intelectual del separatismo dominante conviene tener presente, porque ahora mismo el asunto no despertará demasiado interés, pero es que no paran.
La dimensión moral.Empezamos con Mark Engler, el del libro sobre la desobediencia, la entrevista en Vilaweb y el tuit de Torra. Era tan desconocido en Cataluña hasta hace unas pocas semanas como, sin duda, él desconocía y desconoce la realidad en Cataluña. Lo digo yo y también Francesc-Marc Álvaro en su artículo en La Vanguardia, «El buen polarizador«: «A mí, lo que me llama la atención es la evidente ignorancia de este académico (no menor a la de muchos académicos españoles) sobre la sociedad catalana, un desconocimiento que tiene una consecuencia muy grave: en sus respuestas a VilaWeb , no menciona (ni parece tener presente) que la mitad de los catalanes no son favorables a la secesión.«.
Lo fácil que resulta para el separatismo pillar al incauto de turno que, con un total desconocimiento del tema, se atreve a opinar como si fuera voz autorizadísima es algo tan habitual que casi ni llama la atención. Aunque lo mejor de esa entrevista, para mí, era esto: «Morir com un màrtir és inherent als moviments guanyadors. No es vol que passi, però és inevitable un cop augmentes la tensió«. O sea: no quieres que haya un muerto, pero es inevitable que lo haya. Ajá. En mi flexible mente jurídica se traduce así: deseas que haya un muerto. Y a esa clase de declaraciones se aferran Torra y su batallón. Pues felicidades por su escasa moralidad, a la que tantos se apuntan como si nada.
Y acabo con otra divertida historia: el Libro Blanco del Plan Europa. Para afrontar con el máximo de risa posible, primero recordemos, por poner un ejemplo, una recopilación de discursos de Konrad Adenauer titulada «El Fin Del Nacionalismo«, que son todo lo contrario al nacionalismo y los principios inspiradores del separatismo. Ahora, lo que dice ese Libro:
«POSICIONAMIENTO 1.4. Promover e impulsar mecanismos institucionales que posibiliten las ampliaciones internas de la Unión.
En un marco de construcción democrática de la Unión, sería necesario que esta articulara mecanismos que posibiliten los procesos de naturaleza política que puedan tener lugar en su interior orientados o dirigidos a ampliar, sin modificar las fronteras exteriores, el número actual de los sus estados miembros. Esta tipología o nuevo modelo de ampliación debería hacer posible que los nuevos estados surgidos democráticamente en el seno de la Unión Europea continuaran formando parte sin disrupción de su pertenencia actual.
Propuesta 1.4.1. Desarrollar una estrategia de relaciones y contactos internacionales, especialmente a escala de la Unión, que permita favorecer y sumar apoyos a esta toma de posición por parte de los diferentes actores que influyen e intervienen en el sistema institucional de la Unión, todo defendiéndola como una expresión y concreción de los valores democráticos que la Unión pretende asegurar de acuerdo con sus tratados constitutivos.
Propuesta 1.4.2. Promover los estudios y la reflexión que permitan profundizar y desarrollar la base teórica del concepto de ampliación interna de la Unión.«
Bien sabemos que el concepto de «ampliación interna» no existe y es un invento que solo sostienen un pequeñísimo puñado de juristas de corte secesionista en Europa y, qué casualidad, la totalidad de «juristas» (ejem) separatistas. Sobre esto nos reímos ampliamente hace años (resumido: lo de la ampliación interna no tiene ni pies ni cabeza; es algo así como el terraplanismo) y, ahora, pretenden volver a difundirlo, aprovechando la amnesia permanente del público al que se dirigne.
EN cuanto a la propuesta: se dirige a una Unión en la que se promoverían separaciones. Cada uno que saque sus propias conclusiones.
COnclusión. Sí, habría más cosas para comentar o charlar. Sin embargo, aparte de la pesadez del separatismo, no hay casi nada de interés. ¿Razón? Pues que con el paso del tiempo cada vez queda más desnuda su escasez moral (muertos inevitables, por ejemplo) y poco fuste intelectual (desacreditadas sus teorías, vuelven con ellas tras un tiempo «prudencial»).