Proselitismo secesionista

Que el secesionismo no llega a la abrumadora mayoría social que pregonaba hace un par de años es una evidencia que ya expliqué hace tiempo y que refrescaba en el artículo anterior. No es tanto que lo diga yo, sino que se desprende del propio lenguaje secesionista, que ha pasado de la «mayoría social» a los 68 diputados para declarar la independencia. Si al final existe mucha gente o poca que apoya a la lista que propugna la independencia, ya se verá, y dejo ese análisis para otro momento.

Lo que ahora ya se ve, desde hace unas semanas, es que proliferan artículos en medios afines a la secesión que abogan por ampliar su mensaje más allá de las masas a las que tienen convencidas, hacia otros segmentos de población que han mostrado poco entusiasmo por la separación. Esto me parece lógico y es lo que hace cualquiera: intentar aumentar la cuota de mercado, que en este caso supone aumentar la base de votantes o apoyos. Para eso, se han fijado esencialmente en el área metropolitana de Barcelona o, por decirlo en los términos que leía en este artículo en Vilaweb, «la gent que no parla català«. En un movimiento que parece orquestado, aparecen de repente testimonios, reales o falsos, vaya usted a saber, como unas «cartas de mi primo andaluz» o el artículo enlazado firmado por Joan-Lluís Lluís. Digo orquestado -tampoco voy a hacer de ello un drama- porque, ¡oh sorpresa!, habitualmente este tipo de testimonios o le da la razón al secesionista o apenas presenta argumentos en contradicción. Vaya, que me parece que están creados para compartirlos por Facebook a lo loco y como medio de transmisión del mensaje de la secesión.

Como digo, tampoco me interesa demasiado si son testimonios reales o ficticios, y me fijo más en el contenido, en el que los interlocutores son medio bobos. Y por ahí va mal el mensaje, muy mal. Convencerán a sus propios condiscípulos, pero poco más. Veamos qué ha escrito el sr.Joan-Lluís Lluís en su «casual» paseo por Mollet del Vallès, en que «casualmente» topa con dos hombres de unos 30 años que «casualmente» son unos ignorantes.

Dice el sr.Lluís que no puede resistirse a inmiscuirse en la conversación privada que tenían esos dos jóvenes y evangelizarlos con la buena nueva de la secesión, tras oírles hablar de fronteras. Les intenta convencer de que no habrá fronteras con esta frase: «Perdoneu, però de mossos d’esquadra, a la frontera amb Espanya, no n’hi haurà… És impossible que n’hi hagi, per això de Schengen, el pas serà lliure per tothom…«. Resulta, según Lluís, que los hombres desconocían lo que era Schengen. Benditos ellos, que viven en la inopia. Como todos sabemos, los que no apoyan la secesión son unos ignorantes. Claro que Lluís se excede un poco en el contenido, porque extiende Schengen a la libre circulación de capitales y servicios, y ese no es el objeto del Acuerdo, pero se lo vamos a disculpar porque al menos conoce Schengen.

También nos explica Lluís que «…pensen que viure a Mollet del Vallès és viure a Espanya. Si més no, és així com volen sentir-se cada dia: a Espanya«. La libertad individual de los jóvenes, como todos sabemos, debe ceder frente al sentir del pueblo, representado por el autor del artículo. Claro que Mollet del Vallès, al menos hoy, forma parte de España. Respeto que el autor no lo comparta, pero ya vemos claramente por dónde va y por eso apuntaba antes que el mensaje lo enfocan bastante mal.

Joan-Lluís, al menos, reconoce que no podemos saberlo todo y escribe: «No podem saber-ho tot de tot, i no els culpo de la seva ignorància perquè, com ho diu un proverbi “La ignorància és un sac buit, la imbecil·litat és un sac buit amb un forat al fons” I veig que d’imbècils no en tenen res.«. Gratuito, sin duda.

Empieza la destrucción de sus razonamientos: «Raonen en funció dels paràmetres que coneixen, és a dir de les informacions que els forneixen els canals de comunicació espanyols.«. Aaaahhh, o sea, que los chicos viven capturados por los canales de comunicación españoles, esos que transmiten mentiras y miedos, como los que Salvador Cardús explica con total error. Evidentemente, si los chicos vieran TV3 y encadenaran la visión de Artur Mas y de Oriol Junqueras estarían mucho mejor informados y conocerían la verdad. Ya saben: escuchen a Pilar Rahola citando La Haya, Antoni Bassas atribuyendo los desórdenes de Can Vies a maquinaciones insidiosas, o Anna Simó negando haber dicho Espanya ens roba y estarán informados de verdad.

Me fascina también la perspicacia de Lluís para introducirse en la mente de los dos hombres y saber lo que piensan: «Així pensen que amb una Catalunya independent, hi hauria, a la ratlla fronterera, d’una banda mossos d’esquadra i de l’altra guàrdies civils, armats i malhumorats.«. Por cierto, tal y como está puntuada la frase y colocada la última coma ¿debo entender que tanto Mossos como Guardias Civiles estarían armados y malhumorados, o sólo los Guardias Civiles? Yo entiendo que la solución correcta es la primera. Que estén armados es comprensible, pero ¿malhumorados? ¿Por qué? Ayyyy, que creo que el subconsciente del autor le traiciona (como en todo el artículo, vaya).

Por suerte, la evangelización aporta calma y serenidad: «Els vull tranquil·litzar: “No notareu que passeu la frontera, etc (no hace falta el resto de la frase, ¿no?)«. De nuevo, ese subconsciente. ¿De qué les quiere tranquilizar? Claro, con esa actitud, no es de extrañar que no osen responderle, aunque en realidad lo que sucede es que, como he escrito antes, los deja por medio bobos. Lo cual es posible, y sospechosamente adecuado a los fines del artículo y el tufillo de suficiencia que desprende. [El lector habitual del blog ya habrá notado que ni me molesto en rebatir las «tesis» que desliza el articulista]

A continuación, y con algo más que suficiencia: «Però, aprofitant que són prou bones persones per deixar-me creure que em creuen, abordo l’altra qüestió: “De totes maneres, ningú us traurà la nacionalitat espanyola, la podreu guardar tranquil·lament”. Para escribir esto, o tienes muy baja la autoestima o, efectivamente, tomas por tontos a tus interlocutores, quienes sin rechistar concluyen en aceptar otra tesis aplastante: «Bé, tothom qui visqui a Catalunya serà català, però tothom qui vulgui podrà continuar essent espanyol, excepte si Espanya s’hi oposa, però no crec que ho faci”. I veig que no tenen cap dubte que mai Espanya no s’hi oposarà.» Un tema que genera hasta chispas virtuales en Internet entre la gente más vehemente (y algo radical, a veces), esos dos ositos de Mollet se lo creen sin oponer objeción alguna. Vaya, que cada vez me creo menos el texto.

El tercer y último tema de «debate» es: «simplement els pregunto: “Però no heu parlat mai amb gent de Súmate?” “…Amb qui?…” No saben res de Súmate, és evident, ja que els mitjans de comunicació que consumeixen es guarden prou de parlar-ne.» ¿Y qué medios de comunicación consumen? ¿Cómo lo sabe? ¿Porque hablan en castellano? ¿Porque no saben qué es Schengen? Ya puestos, en lugar de Súmate, les podía haber explicado el fulminante ascenso en el nivel educativo que supondría la independencia y que, pese a su edad, a ellos les afectaría de lleno.

Acaba el artículo haciendo unas reflexiones completamente llenas de prejuicios: «…arribar a tots els barris de Catalunya en què es fa una vida tan espanyola, o tant d’una altra cultura…» o «Una gran part d’aquests indecisos no parlen català habitualment i tenen uns hàbits diaris vinguts d’altres països -Espanya o molts altres…«.

Conclusión. Ironías, bromas y cachondeos aparte, si el proselitismo separatista se pretende llevar a cabo como pretende Joan-Lluís Lluís el fracaso está asegurado: tratar de ignorante a aquel al que quieres convencer, oponerte a su forma individual de conducir su vida (siempre que no choque con la convivencia y el respeto mutuo) y dejar traslucir claramente esa oposición porque lo desapruebas es una forma pésima de abrir camino. Y si no está lleno de prejuicios, a qué viene ese hincapié en que piensan que viven en España, o que hay barrios con una vida «tan española» (¿qué significa? ¿que comen langostinos con gabardina, si es que todavía existen?), o que tienen hábitos diarios venidos de otros países como España (¿se ducharán más en Lucena TACHADO POR TÓPICO Zaragoza que en Vic?).

Aun cuando, quizás, el articulista crea haber cuadrado una gran historia, a mi entender desprende lo peor de los prejuicios propios del secesionismo más extremo. De manera facilona, llena de suficiencia y un punto despectiva todavía se etiqueta a determinadas personas de una manera que podría haber anticipado simplemente con la lectura del primer párrafo. Y eso no es nada bueno. Ni para la convivencia ni para captar votantes o apoyos.

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Juanmari

En lugar de argumentar con iguales utiliza la fábula moral y la narración de historietas para convencer indecisos. Eso deja bien claro en qué consideración tiene al público que se dirige. Muy decepcionante.