El otro día, y tras leer el documento «Razones para pactar, motivos para convivir» (enlace EL MUNDO) me indignó especialmente, como señalé en un comentario, el siguiente pasaje: “Empíricamente, el gasto social como porcentaje del PIB es superior en los países más homogéneos. (…) En países grandes, los gastos administrativos y los derivados de la congestión pueden superar las ventajas sustanciales de sus dimensiones. Cuando los países crecen, aumenta la diversidad de preferencias, cultura, lengua e “identidad” de la población. En este sentido, los estados más pequeños serían más homogéneos y se beneficiarían de un mayor grado de eficiencia.”.
Estos párrafos se basan, o pretenden basarse, en determinadas afirmaciones que contendría la bibliografía que se cita en el documento antes indicado. Como podéis imaginar, se trata de frases o conclusiones que, convenientemente entresacadas, intentan producir exactamente el efecto que literalmente se desprende de las mismas (la «pátina» de prestigio a la que el otro día me refería).
Tras investigar un poco la materia y la bibliografía citada se confirman dos tesis:
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