En un Parlamento se tiene que poder hablar de todo, la baja calidad de la democracia española, el sistema clientelar corrupto que asola al partido del Gobierno… son frases que ya nos sabemos de memoria. Se suelen plantear en sentido unidireccional.
Cuando se inician Comisiones de investigación en el Congreso y quedan bloqueadas, como la de la llamada «Operación Cataluña», diputados del PDeCAT como Sergi Miquel afirman que el PP «vol matar aquesta comissió, i ho ha aconseguit amb el suport de C’s i l’ajut del PSOE«. Y Gabriel Rufián sale, indignado, diciendo: «És una vergonya, no s’investiga res. Han vetat totes les compareixences«. Pueden tener razón, para qué negarlo.
Claro que, como siempre, cuando se trata de aplicarse la doctrina, esa ejemplaridad democrática tan pregonada cae al cementerio de las verdades olvidadas. Resulta hasta simpático que una de las excusas para liquidar la Comisión de investigación iniciada a raíz del asunto Santi Vidal haya sido que «l’objectiu de la comissió és fer la feina bruta a la fiscalia» (Bernat Solé, de JxSí), lo cual es tanto como reconocer que de los trabajos de la Comisión podía aflorar la presunta comisión de delitos. Por lo que se ve, algunos no son conscientes del valor de sus propias palabras. Un malpensado diría que esa frase solo es posible si estás acostumbrado a vivir en la ilegalidad; eso, un malpensado. Puede ser un simple desliz, una falta de dominio del idioma.
Bueno, lo que se pueda decir o valorar por el cierre de la Comisión «Vidal», con el voto de los «democráticos» JxSí y CUP, resulta ocioso. Además, ya lo han dicho Carlos Carrizosa: «Ha estat la més curta i la més efectiva: Santi Vidal deia la veritat«; Joan Coscubiela: «Heu deixat de ser interlocutors creïbles» (para mí, ya no lo eran, por descontado, pero aquí se admite la disparidad de opiniones, como la de Coscubiela); Alícia Romero: «ja els va bé que les coses es facin a les fosques«; o Alejandro Fernández: «pacte de silenci entre el clan de la ‘mare superior’ i els revolucionaris de la CUP«.
El asunto, el de siempre. Si alguien justifica el cierre de la Comisión «porque el PP hace lo mismo«, en primer lugar le felicito por «hacer lo mismo» que el PP. En segundo lugar, le contesto que a mí qué me cuenta del PP.
Y en tercer lugar: esa democracia perfecta, en la que el debate y la transparencia son su falsa piedra angular, se desmonta a las primeras de cambio. Un pequeño soplo y… demuestran que sus supuestos principios no existen.
CONCLUSIÓN. ¿Cómo era eso de Salvador Cardús? ¿Que cómo es que los catalanes no huimos de este sistema fraudulento encabezado por JxSí y la CUP? Era algo así, ¿verdad?
La democracia superlativa que tienen preparada, la mejor de la historia. Madre mía con los inventores de la democracia.
EDITO: ¡Me olvidaba! Profético Antoni Bassas, treinta horas antes: «Prohibit parlar al Parlament«. No lo hubiera podido titular mejor.