Dijo Neus Munté hace unos días que el prusés™ no va de levantar fronteras, que no va contra nadie y consiste en el «respeto para las diferentes opiniones, en escucharlas todas», a la vez que reclamaba «el derecho a ser respetados y escuchados». Bellísimas palabras que suscribiría… si fueran verdad.
Un comentario escrito por Alex (¡gracias!), que tomo y adapto (con lo que la cita que más abajo hago no es literal; y antes de que entréis con los matices: lo importante es la idea esencial que refleja), expresaba con gran acierto algunas de las razones más poderosas para no creerse a Munté y, por extensión, al separatismo (de nuevo, y no me canso, reitero en mi distinción entre separatismo y secesionismo: el primero es radical; el segundo es diverso):
La primera contradicción -y quizás la más fuerte- que me suscita el nacionalismo catalán es que trate de exorcizar sus demonios aplicando el mismo paradigma, aunque sustituyendo naturalmente la matriz castellana por la catalana.
En este sentido, llama poderosamente la atención en el giro identitario que define el separatismo: 1) Que la respuesta a la negación por parte del nacionalismo español de una identidad catalana propia sea la negación de una identidad española (que vendría a ser simplemente una mentira implantada por derecho de conquista) por parte de la catalana, y 2) que la crítica al Estado español se deba en gran medida a su falta de respeto por la diversidad y su tendencia a la homogenización mientras de puertas para adentro se persigue una renacionalización tan exclusiva como la que estamos viviendo en Cataluña. Quejarse de la incapacidad de España para articularse como ‘Nación de naciones’ mientras se predica la propia en torno a un pueblo y una lengua es para mí algo extrañísimo…
Y ahora el caso práctico con el que en Cita Falsa se suelen ilustrar las entradas.
Si lo que dijo Munté fuera verdad, la alcaldessa de Girona se habría ahorrado mandar a limpiar la bandera española con ocasión de la Diada y decir que “La mayoría de gerundenses no nos sentimos en absoluto representados por esta bandera y la Diada es el momento ideal para llevarla a limpiar”. Por mí, como si en el Ayuntamiento despliegan una bandera Pokémon, pero si la alcaldesa es de verdad alcaldesa y, ¿cómo era eso?, el prusés™ no va de levantar fronteras y de «respeto», se hubiera ahorrado el gesto despectivo hacia aquellos conciudadanos que tienen un aprecio por la bandera -mayor o menor, eso va a gustos personales- o, simplemente, el disgusto o contrariedad provocado a quienes guardan respeto a ese símbolo como en general se lo guardan a cualquier otro, propio o ajeno, conocido o desconocido, se sientan vinculados o no.
Aparte de que -como agudamente señala el periodista de Diari de Girona, Albert Soler– la alcaldesa ni siquiera tuvo valor para decir que la quitó porque le dio la gana (no sea cosa que se juegue el sueldo por un quítame esa bandera), es harto inquietante que la alcaldesa excluya con esa frialdad y altivez a tantos conciudadanos, a los que probablemente no considera como tales; la extranjerización «en vida», que digo yo. Y a nadie se le escapan los motivos de la alcaldesa. Justo de lo que se queja el separatismo y formulaba Alex en su comentario.
¡Oh, sí! A veces me encuentro con exégetas que le dan una justificación del tipo: «…es que el Estado (o los españoles, o XXX) también…«. ¿También? ¿Me dices que también? Gracias por darle la razón a Alex.
Conclusión. Si el gesto despectivo de alguien que vive a setecientos o mil kilómetros de mi casa me preocupa, imaginaos lo que me alarma esa actitud en la alcaldesa, que es alguien a quien de vez en cuando me cruzo. La próxima vez, por si acaso, cambiaré de acera.
En aquests temes sempre caurem en el mateix problema: la generalització. Una acció individual (o d’un ajuntament) és un tret comú de l’independentisme? És genuí o una resposta a la guerra de banderes que arrossega unes quantes denúncies per penjar estelades en llocs públics?
A mi aquestes coses no m’agraden i crec que són perjudicats, tant per l’independentisme com pel procés, pq al final extremen posicions i allunyen als indecisos, però no trobo que es puguin com exemple de res. Ho comento per si la propera entrada que escrius és del tipus: tic 2, o com durant la diada es cremen banderes d’Espanya i d’Europa. Ja m’entens, oi? 🙂
Una vez leí un comentario de alguien del PSC que decía algo así: «Cada vez que veo TV3 me siento agredido». Pues eso mismo me pasa a mi. Insultan mi lengua, mi nación (y eso que no soy nacionalista), los lugares de nacimiento de mis antepasados, a mis compatriotas, etc, etc. Desde luego estos políticos no sólo no me representan y niegan mi identidad, sino que además me agreden. Constantemente.
Por cierto Javier, te felicitaría por la entrada pero, como tan amablemente me mencionas, quedaría poco elegante.
Siempre lo he expresado muy prudentemente pero continúo pensando que el nacionalismo lleva dentro de sí el germen de la exclusión y el totalitarismo (entendido como ideología que pretende ocupar el todo social). Mucho más porque no admite contrapoderes. Excluir la diferencia. Hablo como ideología, no del pensamiento de cada individuo que puede estar contenido por un buen número de frenos de diverso tipo. Por eso hablo de problema moral. Por ejemplo, nos hemos acostumbrado a oírlo pero que un gobierno diga que «hay que ensanchar la base social» (entre otras muchas cosas) es completa y totalmente escandaloso. Creo que eso se ha llamado toda la vida adoctrinar y es propio de regímenes totalitarios.
Más declaraciones de Munté, podremos elegir a qué agencia tributaria pagar los impuestos.
http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/munte-govern-pagar-impuestos-espana-5384407
¡TOC, TOC, TOC! Comentario general. Estáis dejando tantos comentarios que me es imposible contestar, y como bien sabéis suelo contestar a casi todos.
Como hoy contesto según tengo oportunidad, algunas aportaciones interesantes se están quedando sin respuesta. Por experiencia propia, sé que cuando comentas algo con cierta argumentación y no te contestan, te quedas algo frustrado (que fastidia, vaya), así que os lo explico por si alguien se considera en ese supuesto.
He dicho.
Na, Lliure, paso de ir recopilando ejemplos de desprecio a ‘lo español’. No le veo el sentido. Sobretodo existiendo la ANC…
Si te diré que el mayor desfase nacionalista, y la mayor falta de respeto, no ya contra ‘lo español’, sino contra el buen gusto en general, ha sido el intento de asimilación de la idea de ‘pueblo’ a un patrón identitario concreto y a un determinado sentimiento, con lo que ello ha implicado de, digamos, incomodidad, para los que no lo profesaban. Esto ha sido institucional, general, y machaconamente proyectado en todas las esferas de la vida pública catalana en los últimos 5 años, de una manera tan descarada que por momentos ha movido al cachondeo -los más- y por momentos al escándalo y la exageración -en particular cuando algunas gotitas se filtraban en sitios tan delicados como las escuelas. Esa politización del sentimiento si que es prepolitica… y no hay Fernández Diaz, con todo su nacionalismo español a cuestas, que lo vaya a hacer más digestivo.
Ahora, si a ti te parece que este clima de exaltación nacional twentyfour-seven
está en su punto exacto de cocción, que se limita a defender ‘lo catalán’ sin nutrirse de un estado de opinión sistemáticamente hostil hacia ‘lo español’, o que forma parte de un juego político natural, en el que en último caso las escasas manchas de suciedad que nos salpica, vuelven a ser responsabilidad del Estado español (y supongo que implicitamente de esos tochos incorregibles que lo sustentan mediante voto u omisión, o no? o cuando se dice Estado no se le dice nada al ciudadano español de rebote?), pues nada, lo dejamos así per no fer-nos mal…