Hoy no hace falta que comente demasiado la noticia que es objeto de la entrada porque muchos de vosotros ya la habréis leído en EL PAIS: «CDC de Sant Hipòlit pide que no se pague sueldo público a quien se oponga a la secesión«. Dicho de otro modo: el fascismo pide represalias contra quien no se adhiera con entusiasmo al Régimen. El asunto se comenta solo y ya llegarán las excusas baratas (básicamente que es un caso aislado, cuando los «casos aislados» ocupan ya varios tomos y no son sino expresión de lo que de verdad piensan algunos).
Si acaso, añadir que la línea de pensamiento que permite presentar mociones de esta clase es la que con precisión describía ayer el periodista Albert Soler, de Diari de Girona: «(…) Als catalans no és només que se’ls pugui enganyar el temps que calgui, és que els encanta ser enganyats. Algú podrà adduir que no a tots, que n’hi ha que des del principi han desconfiat. Però aquests no són considerats autèntics catalans.«
Lamentable. Tibia la reacción de CDC y aún más ridículas las excusas del grupo municipal de lo que se daba por hecho. Estamos en un punto en que las cosas no son detestables por sí mismas sino que lo son porque perjudican el proceso. De rebote, los funcionarios ya están avisados, se discuta o no, la moción ha hecho su efecto.