Lo que de verdad piensan y a veces dicen

El tema de la CUP está muy de actualidad. Como ya he dicho otras veces, el análisis político queda para otros. Sin embargo, sí que la CUP se solapa con el asunto que hoy comento, que es lo que piensa de verdad el separatismo.

Inicialmente, esta tenía que ser una entrada un poco teórica, con referencias a cuestiones muy espinosas que apenas he tratado en el blog, por subjetivas y complejas, como la identidad, la lengua o los prejuicios más mezquinos ínsitos en el separatismo. Sí que han formado parte de algunos artículos (básicamente, los prejuicios), pero no como eje central, sino como consecuencia del hecho que fuera objeto de atención de la entrada correspondiente. Tampoco me siento especialmente cómodo en este terreno, porque los matices son tantos que se corre el riesgo de caer en la generalización absoluta, lo cual sería injusto.

Aun así, desde hace tiempo se repite en mis entradas que las élites que manejan el prusés piensan cosas que luego no se atreven a exteriorizar. Esta afirmación es predicable más allá de las élites, hasta una parte significativa de quienes apoyan la secesión, sobre todo entre quienes se muestran más activos y movilizados. Dicho así, no es más que una generalización; hoy mismo tenemos la suerte de que alguien la haya confirmado con absoluta claridad. Esto nos evita un artículo plúmbeo y retorcido para adentrarnos en la demostración empírica y casuística.

En este caso, se trata de la delirante entrevista en ElMon a Maria Boada, coordinadora de la ANC en el distrito barcelonés de Nou Barris. Una coordinadora de la ANC no es la élite directora del prusés. En cambio, sí que es alguien de entre los que «se muestran más activos y movilizados«.  Y demuestra con palabras lo que en su fuero interno piensan esos grupos más movilizados, que incluyen a las élites.

Sólo con los prejuicios propios del separatismo se puede decir que en las municipales ganó Colau porque «va prometre als veïns que ho arreglaria tot«, mientras que en las elecciones del 27 de septiembre se impuso Ciutadans porque en sus actos «regalaven bosses de patates«. Como tuit, sería alguna de las muchas basuras que pasan desapercibidas sin pena ni gloria; como declaración en una entrevista es todo un detalle que la señora no esconda lo que de verdad piensa y lo diga. Lo malo es que no lo piensa solo ella, sino muchos otros como ella. Como dijo Miquel Iceta, «A los nacionalistas les extraña mucho que haya gente que no lo es«. Y Maria Boada, con la mezquindad interna propia de una parte del separatismo, considera que con una «bolsa de patatas» o promesas de que «se arreglará todo» se capta el voto de quien no está por la secesión, que según parece es tonto de remate y un ignorante. Un pensamiento clásico, casi canónico, de esa parte del separatismo que es objeto de esta entrada.

Os recomiendo la lectura de la entrevista como mínimo compendio del pensamiento de verdad de esta parte del separatismo [ya lo he dicho otras veces: no es todo el separatismo, sí una parte que no me parece pequeña]. Si recordáis, durante la campaña del 27S, generó bastante polémica un reportaje de EL PERIÓDICO, en que se aludía a que algún convergente habría dicho que el papel de Eduardo Reyes debería haber sido el de convencer a la gente mientras compartían «bravas y unos chocos«. La obcecación identitaria, y no otra cosa, es lo que anida en esos pequeños corazones embrutecidos, adoctrinados o, simplemente, llenos de prejuicios. Después dirán que con la independencia pretenden la justicia social y no sé cuántas cosas más.

En segundo lugar, la CUP. Poco voy a decir, más que los insultos contra los de la CUP -no la crítica, la discrepancia, la decepción o lo que se albergue en el interior- demuestran que las risas del prusés sólo son para quien les da la razón. El prusés más festivo del mundo se torna en el mayor pozo de los infiernos cuando se osa contradecir sus designios.

La descalificación que más me gusta es la que tilda a la CUP de infiltrados del CNI, que comporta la sorprendente paradoja de que el prusés de los más listos del mundo ha sido brutalmente torpedeado por la #MarcaEspaña. Es una bobada. Grande, pero que muy grande. Tan grande que entra sin dificultad alguna en la mente secesionista. Recordemos que, cuando se le cuestionó a Isona Passola que en el documental (por llamarlo de alguna manera) «L’endemà» no saliera nadie en contra de la independencia, dijo: «He buscat desesperadament gent que expliqui bé el no a la independència i no n’he trobat«. Supongo que se debió a que los competentes se estaban infiltrando en la CUP. Unos 1.515, más o menos, y algún agente doble al que le dio pereza ir a Sabadell el 27 de diciembre.

Conclusión. El secesionismo alberga pensamientos, para nada ejemplares, que a veces se exteriorizan. Hoy tenemos otro par de ejemplos.

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emperorponders

Político identitaria a lo máximo. No puede haber crítica ni diálogo normal porque todo se toma como un ataque personal o si mentaras a su madre. Y además, como todo radica en la identidad, en el sentimiento, no se puede hacer casi nada mal, pues todo es cuestión de SER. En fin xD, que lo de los trenes con prozac para cuando todo esto acaba puede que sea cierto.

Juanmari

Voy a suprimir las citas (incluso la palabra «ontologización») y lo voy a resumir en una pregunta ¿se puede ser nacionalista sin terminar expresando ideas etnicistas o criptototalitarias? Mi respuesta es que siendo coherente no.
Nota : totalitarismo entendido en el sentido de ocupar el todo social aunque para ello haya que construirlo. Artur Mas diciendo que «Escocia perdió el referéndum» es un ejemplo muy claro de lo que quiero decir.