A mí, la verdad, me gustaría más estar comentando, en tono jocoso, cómo el otro día Lluís Llach participó en un debate de candidatos de la provincia de Girona y, cuando tocó el tema del Turismo dijo que él no podía decir nada del tema y que no sabía nada. Como suele ser habitual, más de un partidario de la secesión aún lo justificaba y le felicitaba por reconocerlo. No sé, si yo fuera del sector me hubiera enfadado, por muy secesionista que fuera.
También me hubiera gustado comentar cómo Vilaweb publicó y mantuvo (y Raül Romeva retuiteó) durante muchas horas una noticia extraordinariamente inexacta (vaya, casi una cita falsa) en que se decía que el Vicepresidente de la Comisión Europea había desautorizado al portavoz que dijo que una secesión comporta que el territorio separado se convierte en un tercer Estado. Hasta dónde llegaría la cosa que ese señor personalmente lo desmintió en Twitter, y aun así Vilaweb tardó muchas horas en rectificar, escudándose en que habían reproducido una noticia de la Agencia Catalana de Notícies. No dijeron nada de que, de inmediato, la red estaba inundada con las declaraciones completas de Valdis Dombrovskis.
Bien. Lo del tema del hipotético reconocimiento de la secesión por España. Que gran número de secesionistas padecen severas confusiones conceptuales, de buena o mala fe, cada día es más evidente. Y que el realismo se compadece mal con sus ideas virtuales, también. Ayer tenía la típica discusión sobre la doble nacionalidad (ya aburre), que giraba sobre ideas ya conocidas:
- La confusión entre privación y pérdida de nacionalidad. Todavía hay muchos que creen que es lo mismo. Yo ya me rindo con este tema. El que no lo entienda, que se compre un libro.
- Que la doble nacionalidad automática es un fenómeno que no se ha dado nunca. Lo aderezo con esta captura de la intervención de Gregorio Garzón Clariana en el Parlament:
Frente a esta evidencia, y la incapacidad habitual de presentar argumentos jurídicos en contra, se suelen farfullar excusas o se intenta cambiar los términos de debate. ¡Pero si es muy claro! ¡Rebatan lo que dijo el sr.Gregorio Garzón! Al margen de lo que cada uno pueda opinar sobre la secesión, las normas y soluciones que aporte el Derecho son importantes. No inamovibles, pero sí importantes. Pues aporten ustedes, si no están de acuerdo, sus argumentos. NADA. Que si España mala, que si por qué lo va a hacer o, como afirmaba otro: qué más da, a los americanos también les daría igual perder la nacionalidad inglesa, ya no sería importante. Hombre, a mí sí que me importa. A ti, quizás no (absolutamente legítimo), o quizás piensas que todo el mundo está dispuesto a perder la nacionalidad española (absolutamente preocupante, por la estrechez de miras que revela).
- El último argumento, que enlaza un poco con el anterior y que es el que centra lo que explicaré a continuación: «Mientras España no reconozca a una Cataluña independiente, tendríamos las dos nacionalidades«.
Yo creo que, a menudo, no se valora convenientemente lo que se dice ni se está dispuesto a entrar en un debate:
- En primer lugar, porque si me mato a escribir artículos sobre las posibles consecuencias para la nacionalidad de una secesión es porque el punto de partida es justamente ese: una secesión con todas las letras, en que se ha tomado el control efectivo del país, en que se ejerce la autoridad y que, pronto o tarde, España tiene que aceptar su existencia. Déjenme de DUI’s o de cómo se llega a ese punto. Yo escribo bajo la hipótesis de una secesión completa, que es lo que persiguen sus partidarios. ¡Y me cuestionan mis hipótesis porque ellos mismos se cuestionan el reconocimiento de un hipotético Estado catalán! Si se quiere, podemos teorizar sobre un tema que, llevado a la realidad, es un lío de enorme complejidad, de consecuencias tan terribles que, como digo, creo que ni siquiera quien lo dice es consciente. Porque si España no reconoce, puede ser que no se haya tomado el control efectivo del territorio (policía y seguridad, infraestructuras básicas, Hacienda, etc). O puede ser que haya otros países importantes que no reconozcan una Cataluña independiente aunque, efectivamente, se haya tomado control del territorio, porque consideran ilegal la secesión y no les da la gana reconocer nada. ¿No se dan cuenta de lo que están planteando? La preocupación, para quien discute, es que se haya producido o no el reconocimiento. No, si yo no discuto reconocimiento sí o no. Discuto que si se lleva a cabo la secesión usted pueda perder la nacionalidad española. Es así de sencillo. Creo que lo entiende cualquiera, y es lo que explicaría cualquier manual, que prescindirá de las complejidades inherentes a un periodo transitorio incierto e imprevisible.
- En segundo lugar, y ya queda apuntado en el anterior párrafo: que yo admita la hipótesis de la secesión «completa», no significa que tenga que producirse, ni que España esté obligada a reconocerla. Lo que digo es que si se produce la secesión en el sentido académico clásico (y es el mismo sentido en que la plantean los secesionistas), esta puede ser una de las consecuencias [sobre el tema de la nacionalidad]. Pues bien, en este punto, habitualmente las conversaciones se acaban con imprecisas excusas, o diciéndome que «no tengo argumentos«. Cuando pedí ilustración para aprender dónde se equivocaba el sr.Gregorio Garzón se inició un largo silencio todavía no interrumpido. Por supuesto, una conversación en Twitter es pura ligereza y, a menudo, una basura. Pero, a la vista de la cantidad de veces que el tema ha acabado así, concluyo que el secesionismo se basa en la imposibilidad de admitir una sola hipótesis distinta a sus postulados mágicos. Yo admito como hipótesis la secesión (¡qué más se puede pedir!) y mi interlocutor no es capaz de presentarme un argumento que se oponga a la plausibilidad jurídica de mis términos de debate. Así estamos. Como siempre.
- En tercer lugar, admitamos lo que me plantean: «mientras no exista un reconocimiento«. Bien, eso sería un periodo transitorio incierto, de muchos limbos jurídicos y enorme conflictividad. Supongo que el secesionista aspira a que ese periodo transitorio acabe. Y el realismo, si se produjera la toma de control efectivo, etcétera, acabaría imponiendo la secesión (aunque yo pueda cuestionar que con un 45% de apoyo popular, menuda birria de secesión; y a ver si con ese apoyo te puedes declarar independiente. O la ilegalidad de una DUI y las dificultades para ser aceptada por países importantes. PERO ESO ES OTRA CUESTIÓN. Prescindo de esos condicionantes. Se entiende de una vez, ¿no? Por cierto, esto tampoco equivale a un acuerdo). Vale. Ese día, el día de la secesión total al que usted aspira, ¿qué podría pasar con la nacionalidad española? Aaaahhhh. Que no lo sabe. Que no es capaz de aportar un argumento sólido que sustraiga el Derecho del Estado a determinar quiénes son sus nacionales, ni a decidir si establece un mecanismo de opción, o de acumulación de nacionalidades. Aaaahhhh… que Cataluña podría fijar libremente quiénes serían sus nacionales y, en cambio, España estaría obligada a conservar la nacionalidad de todos los que han roto vínculos con el Estado y adquiriesen la nacionalidad catalana. Vaya, que nos inventamos el Derecho Internacional y lo adaptamos a nuestra conveniencia.
- Pues eso, dejen de confundir al personal y de confundirse ustedes mismos, que el tema ya aburre.
- Ah, que usted quiere que profetice qué pasaría durante el periodo transitorio, en caso de DUI. Por de pronto, probablemente el Estado español reaccionaría con todos los mecanismos a su alcance: jurídicos, políticos y de mantenimiento del orden público. Y quien ha declarado la DUI intentaría, con todos los medios a su alcance, tomar el control efectivo del territorio e imponer su autoridad. Un escenario terriblemente indeseable. Sean conscientes de ello. Por eso muchos descartan la viabilidad de un escenario unilateral que, no obstante, es posible. Menos ligereza con el tema, que es muy grave. Y, sobre el tema de la nacionalidad, el Derecho tiene muchas dificultades para dar respuestas adecuadas a escenarios imprevisibles. Aunque existiera un periodo de limbo o indefinición jurídica, un día u otro se acabaría. Y para ese día, en caso de éxito de la secesión, están escritas mis conclusiones.
- Por cierto, leí que en una encuesta de EL PAÍS se decía que el 57% de los encuestados desearían mantener la nacionalidad española. El 57%. Quitemos siete puntos. ¿Cómo se traga así una secesión? Y lo que les preocupa es que España reconozca o no.
EDITO: EXPLICADO PARA DUMMIES