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Y todo esto, ¿para qué sirve?

La manifestación del domingo ha tenido dos efectos contradictorios en el separatismo: el eufórico y el depresivo. Para sorpresa mía, el lunes Pilar Rahola se preguntaba en RAC1 «para qué sirve» todo esto. Movilizaciones continuas, «microdesobediencias» (sic) y procesismo a la máxima potencia para muy poca cosa. O para nada.

Las palabras de Rahola me hicieron recordar la campaña ‘Signa un vot‘, de la ANC, una de tantas que han caído en el olvido porque no sirven de nada, salvo agitación y propaganda.

Si recordáis, esa campaña se fundamentaba (es un decir) en el derecho constitucional de petición del artículo 29 de la Constitución. Si no os acordáis, se trataba de una campaña presentada en mayo de 2013 con el objetivo de que «…el Parlament de Catalunya actuï decididament per convocar la consulta vinculant sobre la independència i que, en cas que aquesta no es pugui celebrar, declari la independència del nostre país d’acord al Dret Internacional» [«…el Parlamento de Cataluña actúe decididamente para convocar la consulta vinculante sobre la independencia y que, en caso de que esta no se pueda celebrar, declare la independencia de nuestro país de acuerdo con el Derecho Internacional»].

Principalmente en fines de semana, se instalaban unas carpas recogiendo firmas (articuladas como «instancias de compromiso individual«, en declaraciones de responsables de la campaña) que, finalmente, se entregaron en septiembre de 2014 en el Parlamento, con mucho boato y animación (enlace a noticia en EL PUNT),  y gran repercusión en los medios: incluyo aquí enlaces de El Periódico, El Mundo (interesante vídeo para refrescar la memoria), La Razón, Nació Digital, El Món o el ARA, entre muchísimos otros. Un impacto y una cobertura (si se busca un poquito, se encuentra en todos los diarios) muy alta.

¿Qué pasó después de la presentación? Algo más mundano.

1. Se inició tramitación ante la Comisión de Peticiones (aquí tenéis un enlace a la complejísima tramitación; pista: como quien dice, empieza y acaba el mismo día) del Parlamento catalán.

2. La iniciativa fue examinada en sesión de fecha 18 de noviembre de 2014 (págs.7 y 8 del diario de Sesiones), con el siguiente resultado (no traduzco porque no tengo tiempo/ganas; el traductor de Google funciona bastante bien):

«… La proposta que la Mesa ampliada amb els portaveus fa a la comissió és que acorda admetre la petició a tràmit i encomanar a la Mesa del Parlament que s’encarregui, per la seva rellevància, del volum de les signatures, d’enviar-la als grups parlamentaris, d’acord amb el Reglament del Parlament, perquè, si ho creuen convenient, puguin promoure una iniciativa parlamentària. Amb aquesta actuació, la comissió dóna per acabada la tramitació d’aquesta petició. Gràcies.

La presidenta

Moltes gràcies, senyora Vicioso.

Per tant, per unanimitat dels presents, aquesta proposta que prové de la Mesa ampliada amb els portaveus i que ha fet ara, doncs, la comissió queda aprovada per unanimitat dels presents«.

3. Fin de la tramitación. Ya está. No hay más. Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. El esfuerzo de más de un año de campaña, en 234 cajas, tuvo como resultado que se acordara enviar la petición a la Mesa del Parlamento para que los grupos parlamentarios, si lo creían conveniente, pudieran promover una iniciativa parlamentaria. El derecho de petición no generaba actuación ni respuesta tangible directa alguna.  ¡Oh, sí! Enviar la petición a la Mesa por si querían hacer algo. Parece ser que no quisieron o no pudieron, y eso que uno de los promotores de la iniciativa escribía en El Punt: «Aquest dret de petició (com a dret d’acció i/o oposició, també com a dret de participació) té com a objecte donar resposta a un greuge comès contra qui el peticiona, demandant un acte de justícia, una resposta legal a qui, en aquest cas, amb tot el dret, vol votar i no li ho permeten«. [Se conoce que la respuesta quedó pendiente. Dice Puigdemont que al año que viene, así que habrán tardado casi tres años en responder y en una Legislatura distinta].

En la web de la ANC, en fecha 21 de noviembre de 2014, titulaban: «La Comissió de Peticions del Parlament admet a tràmit per unanimitat la petició del Signa un Vot per la Independència«. En esa misma nota se decía: «“ara” s’entra “en el terreny polític”, i que “l’ús que es faci d’aquestes signatures dependrà dels grups parlamentaris”.«. Muy bien. ¿Y después? Después, nada. Las instancias deben estar por ahí almacenadas, quién sabe si junto al Arca de la Alianza.

En cuanto a la cobertura de los medios de comunicación sobre el notición de la admisión a trámite «por unanimidad«, ya ni os cuento: apenas una noticia confusa en Vilaweb, mezclada con otras cuestiones, vía Agència Catalana de Notícies, unos días más tarde. Me ha costado mucho encontrar una sola referencia al resultado de la «tramitación» del derecho de petición y no he sido capaz de encontrar nada más. Aquí murió el asunto.

Conclusión. ¿Para qué sirven las iniciativas del separatismo? Para tener entretenida a parte de la población con el nuevo opio del pueblo. ¿Nadie tiene curiosidad -de entre los que suscribieron las instancias- por conocer qué pasó con su inducida iniciativa? ¿Ni siquiera para saber si sirvió de algo o se adoptó alguna medida? Y quien promovió la iniciativa del Derecho de Petición, ¿sólo pudo dar como máximo resultado una admisión a trámite «por unanimidad«?

Obviamente, como tantas otras veces y tantos otros artículos, la iniciativa del derecho de petición me traía y me trae totalmente sin cuidado. Lo que me interesa es el tema de fondo: cómo el separatismo moviliza y agita… para nada. Y lo saben. La cuestión reside en fingir que se trata de algo verdaderamente útil. Para agitar, claro que es útil. Para un fin concreto… pues no. Repito: y lo saben. Eso es lo peor de todo. Aunque, claro, también conocen de antemano que nadie les va a pedir una sola explicación.

Para acabar. Enlazo la apasionante tramitación en vídeo. En total, dos minutos y treinta y cinco segundos que, en el caso de que os atreváis a verlos (no recomiendo que perdáis el tiempo, lo advierto), espero olvidéis de inmediato. Y todo esto, ¿para qué sirve?