Ya es triste que la fiebre separatista le lleve a uno a dudar de todo, hasta de los datos que da un profesor de Derecho Constitucional en el Parlament de Catalunya. Erróneos, para variar. En su descargo, diré que los mencionó de memoria, si bien en una entrevista más pausada en Vilaweb persiste en el error.
¿importancia del error? Relativa. Ahora bien, si partimos de la base del nuevo artefacto lanzado por el separatismo llamado Referéndum Unilateral de Independencia y el hecho de que los datos del citado profesor se usarán para justificar una parte de los argumentos del RUI, entonces ya es algo más importante. Así que mejor comprobar, y en su caso puntualizar, por si un día a alguien se le ocurre en TV3 o cualquier medio subvencionado dar datos que no ha contrastado.
Contexto de la puntualización. El pasado 17 de mayo de 2016, comparece en la Comisión de Estudio del Proceso Constituyente, el profesor Antoni Abat Ninet. En el curso de su intervención -y en un momento en que se plantea de una forma u otra el tema de participaciones y mayorías- cita el referéndum celebrado en Irlanda del Norte el 8 de marzo de 1973 (la fecha no la precisa), y afirma que participó menos del 40% del censo electoral (votaron sólo los unionistas, precisa Abat) y que, con un apoyo del 90%, el resultado fue a favor de mantenerse en el Reino Unido, sin que nadie en la Comunidad Internacional discutiera ese resultado.
Maravillados por su comparecencia, el pasado martes 24 se publica una entrevista en Vilaweb, en que Abat indica que se equivocó al dar esos datos y que en realidad: «La participació a Irlanda va ser del 52%, però només el 39% del cens total va votar de quedar-se.«
Seamos claros y algunas veces lo hemos comentado: no me interesa lo más mínimo lo que haya sucedido en Irlanda del Norte, por la sencilla razón de que nunca será extrapolable a Cataluña. Y quien dice Irlanda del Norte dice Escocia, Canadá, Letonia, Estonia, Lituania, Eslovenia, Croacia, la República Checa, Eslovaquia, Austria, Dinamarca o Sudán del Sur, sólo por mencionar alguno de los muchos países citados por el secesionismo. Incapaces de generar un discurso propio, siempre recurren al «ejemplo» de terceros, aunque no sean ejemplos ni sirvan para nada.
Aun no interesándome el «ejemplo» citado, veamos qué sucedió en un referéndum LEGAL (detalle sin importancia) celebrado en Irlanda del Norte el 8 de marzo de 1973, con unas circunstancias históricas que NADA tienen que ver con Cataluña en 2016 (otro detalle sin importancia). Si consultamos varias fuentes, nos dan una participación del 58,66% del censo electoral y un 98,9% de los votos emitido a favor de que Irlanda del Norte siguiera formando parte del Reino Unido. O sea, un 57% del censo electoral a favor y no un 39%.
Consultable aquí (Wikipedia en inglés), aquí (BBC; destaca que menos del 1% de los católicos votaron), y también aquí (CAIN Web Service).
Lo he dicho antes y lo reitero: Abat tira de memoria y se equivoca. Eso no es problema para mí. El problema vendrá cuando alguien invoque los datos de Abat sin haberse molestado a saber siquiera de qué habla. Y además querrá añadirle que la participación y la mayoría es irrelevante porque «fíjate en Irlanda del Norte y la Comunidad del Anillo internacional nada opuso«. Sería interesante que alguien determinara qué tenía que oponer, en su caso, la Comunidad internacional.
Conclusión. De nuevo, otro dato o afirmación que se nos quiere colar. Lo relevante no es que Abat se equivoque con los porcentajes (pese a que el 57% del censo electoral votó a favor de seguir en el Reino Unido; mayoría absoluta del censo electoral), lo relevante es que se nos quiere hacer creer que a la Comunidad del Anillo internacional le daría igual que en la Cataluña de 2016 se celebrara un referéndum ilegal en el que votase menos de la mitad de su censo electoral con unos porcentajes favorables a la secesión difíciles de creer. Y encima se pretenden paralelismos entre Irlanda del Norte de 1973 y la Cataluña actual. El solipsismo secesionista no tiene fin, así que si un día alguien os cita Irlanda del Norte y 1973 disfrutad de la puntualización… a la que os contestarán que es mentira «porque lo dijo un profesor de Derecho Constitucional en el Parlament y yo lo leí en Vilaweb«. Sí, ya lo sé, es inútil que les enseñéis cualquiera de los enlaces que he dejado. En fin.
Esta pillada te gradúa cum laude. Son pesados con agravante porque además de repetirse hay que estar documentándose todo el rato de cosas rarísimas. Aburren. No tenía ni idea de estos resultados. Menudas risas si la comunidad internacional hubiera obligado a Irlanda del Norte a independizarse porque el referéndum de secesión tuvo poca participación y el resultado no legitima quedarse.
Lo peor de todo es tu última frase. No por ser falsa, claro, por todo lo contrario. Se ha llegado a un punto de auto convencimiento que parece inútil cualquier esfuerzo por rebatir, aclarar o sólo matizar sus convencimientos, por muy citas falsas que les demuestres que son. Hace dos días fui incapaz de hacer entender a un buen amigo secesionista que el hecho de colgar banderas esteladas en ayuntamientos y edificios institucionales no casaba exactamente con la imparcialidad que se les debe exigir sino más bien con la tiranía de la mayoría (juro que utilicé todo el brillante arsenal que nos proporcionaste en tu escrito sobre el tema) Pero fue inútil: voluntad de la mayoría democrática y pacíficamente expresada y todos los bla bla bla que escuchamos dia tras dia. Y así llevo no se cuantas discusiones…por eso yo soy de los pesimistas. No me rindo pero es como argumentar contra un frontón. Sólo están dispuestos a escuchar lo que les reafirme en sus ideas preconcebidas aunque les demuestres la falsedad de la cita.
Enhorabuena por tu blog. No diré que es el mejor que he encontrado sobre el tema para obligarte a no bajar el nivel.
Saludos.
Contundente análisis y preciso cotejo de datos que, una vez más, tumba en medio asalto las falsedades en que se apoya el alucinado discurso secesionista.
Es enormemente llamativo el lenguaje gestual de Abat, con ese uso grandilocuente de manos y brazos, y con esa proyección de la cabeza como empujando, como embistiendo; gesticulación característica de quien pone gran empeño y énfasis en querer vender algo o en querer convencer de algo. Más bien será lo primero, pues está claro que, hablando para la pomposamente llamada Comisión de Estudio del Proceso Constituyente, no necesita poner el menor empeño en convencerlos.