Hoy toca exponer impresiones. Opinión. Es decir, el contenido más discutible del blog. Cada uno tiene sus ideas, basadas en hechos interpretables y no objetivos.
Tras la sesión de la fallida investidura de Mas, me quedan las siguientes impresiones:
- El desasosiego de los que suelo llamar «los que viven por encima de la Diagonal» (sí, también los hay de la CUP). Por cerrar un poco el círculo, vamos a identificarlos como votantes conservadores, digamos que cercanos a CDC. A raíz de la votación de la resolución del lunes y del desarrollo de los acontecimientos, se ven de rodillas e implorando clemencia a la CUP. La incomodidad por este hecho -y la toma de conciencia de que la resolución constituye un error de cálculo y de procedimiento- es enorme y no sólo se trata del editorial de ayer de La Vanguardia y la nueva orientación que está tomando ese diario. No hay más que escuchar los dos últimos editoriales de Jordi Basté (hoy miércoles y ayer martes) en RAC1 y se detecta, sin tapujos, esa incomodidad. Existe, sin duda, un nutrido grupo para el que el fin justifica los medios y que continúa exactamente en sus mismas ideas, pero incluso así el entusiasmo no aparece.
- La investidura de Mas. Me quedo con la interpelación de Baños un tanto abierta y ambigua de «vuelva el jueves«. No sé, quizás me equivoco (en poco más de un día saldremos de dudas), pero me parece una puerta abierta a un giro de guión. La razón residiría en que, tras la suspensión de la resolución del Parlament por parte del Tribunal Constitucional, existirían «motivos» para la CUP que le dieran una justificación y abstenerse en la votación del jueves, ni que fuera con la abstención de dos diputados. Por lo que informan los periódicos, hoy mismo se presentará el recurso al TC, con lo que la suspensión se puede producir esta tarde o mañana, antes de la votación. No sé, veremos cómo se desarrollan los acontecimientos. Por las declaraciones de la CUP, nada indica que pueda suceder. Sin embargo…
- La reacción del Estado. Como ya dije (tampoco es un mérito especial) cuando se presentó la propuesta de resolución, su efecto fue el de facilitar futuras actuaciones del Gobierno. Nadie se plantea la conveniencia del recurso (o si se lo plantea, apenas lo discute más allá de los matices), ni su contenido, ni sus consecuencias directas (lo mismo: sólo se cuestiona los matices, en cuanto a los requerimientos y su aplicación directa). La única discusión se centra en lo que vendrá después, lo cual, a mi entender, todavía está en un plano teórico y, ciertamente, indefinido. Ahora mismo, no es el problema acuciante.
A ver qué sucede en los próximos días.
Iba a poner algo sobre elecciones plebiscitarias, sujetos colectivos, pueblo, radicalidad democrática, referéndum y creación, desaparición y ordenación de prioridades, más una pequeña referencia al sofoco de Pilar Rahola para aligerar, hasta que he leído que Baños ha dicho que ve las elecciones en marzo como un peligro para el independentismo porque puede bajar en votos. Alucino. Borges mismo, inventor de la expresión «agotada la infamia» se habría quedado sin palabras de conocer a esta caterva de sinvergüenzas. O sea, que toda la basura de mayoría indestructible y que no para de crecer y hay que ver qué demócratas somos, cuánto nos gusta votar… ya no vale, todos saben que es mentira, reconocen que es una trola y a nadie le importa, luego de cinco minutos vuelven al mismo discurso tan contentos. Mayorías reforzadas ¿pa’qué? Y este es el coherente. El señor Don «se ha perdido el plebiscito, no hay DIU… pero hay proceso constituyente». No me extraña que haya independentistas que se hayan alejado de este proceso y otros que nunca se acercaron. Ya no es ley, derecho, convivencia, política…es un mínimo de dignidad. Ser ecuánime está empezando a ser un reto muuuuuy duro.