Mi visión subjetiva de las elecciones

El artículo de hoy es netamente subjetivo, como la opinión de cada uno, y lanzo las siguientes reflexiones al respecto.

1. Las candidaturas con la opción independentista han perdido su plebiscito. Digan lo que quieran. Artur Mas dijo que el que no votara sí, estaba votando no. Anoche ya cambiaban esa teoría. TV3 empezó incluyendo los votos de CSQEP en el NO. Cuando avanzó la noche y se vio que el voto secesionista estaba entre el 47-48%, cogieron sus votos y los sacaron del NO, para dejarlos en ninguna parte. Llega hasta tal punto el cinismo de esta gente que los votos de CSQEP han desaparecido del cómputo o lo incluyen en una tercera opción, llamada SI-NO. Curiosa indecencia las de quienes consideraban las elecciones un plebiscito, en la que sólo cabía el SÍ o el NO. Y como el SÍ ha resultado insuficiente, se tienen que inventar excusas para entender que ha habido un mandato. Quizás ha habido mandato, pero que no cumple estándares democráticos para seguir un proceso de secesión no cabe duda.

2. ¡Ah! Usted discrepa. Pues nada mejor que una captura de pantalla del día de la presentación de la candidatura de Junts pel Sí, que podéis leer entera en este enlace.

Romeva

Y ahora, si usted discrepa, me lo explica.

3. Las candidaturas con la opción independentista han logrado un 47,8% de los votos. Se trata de una magnitud lo suficientemente importante como para no ignorarla. No se puede desdeñar.

4. Los errores del secesionsimo. He oído muchas críticas contra quienes no estamos de acuerdo con la secesión -alguna, hasta razonable- y poca autocrítica secesionista. ¿Esto no era «un sol poble»? (Qué miedo me dan este tipo de frases) ¿No era la voluntad muy mayoritaria de los catalanes? Pues han tenido que inventarse una excusa muy burda para darse como ganadores del plebiscito que ellos mismos se habían autoconvocado.

¿Y qué clase de errores?

Uno: lo dieron por ganado antes de tiempo. El rictus congelado de los candidatos cuando salieron a «celebrar» la victoria así lo indicaba. Puedo añadir mi experiencia del domingo. Estuve en dos colegios electorales: uno en el centro de la ciudad y el otro en un barrio. En el primero se respiraba euforia y había bastante gente -de clase social acomodada- haciendo el idiota dentro del colegio electoral como si por la noche se fuera a declarar la independencia; en el otro, en que el resultado seguro que no fue tan apabullante para Junts pel Sí (aunque ganaría), se respiraba normalidad con una leve mezcla de excitación y nerviosismo. Cuando respiras unanimidad, te crees que lo tienes ganado.

Dos: Se ha creado una fractura. Comprobado. Si no eres secesionista, «no eres de los nuestros». Claro (ya me harto de aclararlo siempre) que no sucede con todo el mundo. Pero está extendido, ni que sea de forma subyacente. Esto genera un rechazo que el secesionismo, siempre dado a etiquetar a los «malos», directamente tacha de anticatalanismo; una forma de descalificar al discrepante y que constituye un grave error del que muy pocos se dan cuenta. Hoy leía en Twitter la conversación de dos periodistas de RAC1 (nada sospechosos de estar contra la secesión) y apuntaban algo en este sentido: silbar al himno español en la final de la Copa del Rey (con el apoyo implícito o explícito del secesionismo) o el numerito de las banderas en el Ayuntamiento de Barcelona (con Mas partiéndose de la risa en ambos casos) no les ha favorecido, precisamente. En su momento, ya advertí que no era cuestión de libertad de expresión, sino de educación. Y se hace difícil aceptar que tu vecino justifique silbar al himno español (o cualquiera) cuando ni por asomo se te ocurriría nunca silbar ni justificar que se silbe contra «Els Segadors». Los que viven rodeados del unanimismo secesionista son incapaces de comprenderlo, en actitud propia de quien no ve más allá de su mundo. Pero poca simpatía pueden despertar cuando desprecian a sus conciudadanos, con quienes viven y se relacionan a diario. De la misma manera que hay quien se ha distanciado del resto de España, detecto que hay quien se está distanciando de una determinada forma única de entender Cataluña, por razones que se han generado (y se generan) única y exclusivamente aquí. Cuidado.

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Juanmari

Otra opinión.
La mayoría silenciosa no existe. O no es tan mayoría. Con una participación de récord las fuerzas están más o menos equilibradas.
El independentismo lleva años mintiendo, mintiendo sobre cifras en manifestaciones y manejando encuestas de forma poco ética, todo ello con la finalidad de animar, movilizar e imponer un relato que no es ni ha sido nunca real.
Ahora mismo hay un 18% de escaños en el Parlament que están directa y claramente contra la inmersión lingüística. Suficiente al menos para que el CEO calibre el apoyo que le dan los ciudadanos.
Hay una enorme, pero enorme, distancia entre los líderes de los partidos políticos constitucionalistas y su electorado. Hay un electorado huérfano. Especialmente en los partidos de izquierda no independentista aunque también en el PP. En mi opinión eso explica, al menos en parte, la subida de C’s.
Ahora entro en territorio resbaladizo. Pónganse todas las salvedades y eviténse todas las generalizaciones. Desde el punto de vista de las ideas, están en territorio -ismo desde el principio. Se ontologiza un concepto como «nación», a la que se le adhieren determinadas características inherentes ideales. Luego se ocupa todo ese espacio creado convirtiendo al discrepante en ajeno. No en un mal catalán sino en un no catalán. Ejemplo, Artur Mas diciendo que los escoceses perdieron el referéndum. Puede parecer una anécdota banal pero no lo es. Realmente expresó lo que piensa.
En el actuar, a pesar de que realmente el civismo y orden ha primado, hay algunas actuaciones que considero que están en la rampa de cristal del -ismo. La primera que la prisa por votar les lleva a poner las reglas que rigen la votación siempre después. No creo que ni se den cuenta pero eso convierte la ficción que llamamos » voluntad popular » en un ente que voy a llamar «voluntad oracular» que se expresa oscuramente en las elecciones, sin embargo, los resultados sólo son validados y aclarados una vez filtrados e interpretados por el colegio sacerdotal formado por TV3, prensa subvencionada, opinadores, etc.
Otra acción muy fea es el asedio de prensa, opinadores y tertulianos a quien «pone palos en las ruedas». Como ejemplo, la campaña contra la CUP en cuanto ha dicho que no iba a votar a Mas en la investidura. La portada del ARA, tuits de Colomines, etc. O también la queja, al día siguiente de la votación, sobre la cobertura de campaña de El Periódico.
Ultimo punto. El acoso a la familia de Balaguer que tenía una sentencia del TSJC hasta que desistió. Mejor dicho, no tanto el acoso sino las reacciones que (no) provocó. Ni siquiera se ha cambiado el discurso sobre la elección libre de la lengua de enseñanza. No se le puede pedir a nadie que sea un héroe para que se le reconozca un derecho que no cambia nada en la práctica pero además decir que la gente escoge libremente…
Siento la longitud pero el tema es escabroso y no quería patinar.