Ayer, el F.C. Barcelona ganó la Liga de fútbol. Felicidades y enhorabuena.
Ayer, el Real Madrid ganó la Euroliga de baloncesto. Felicidades y enhorabuena.
Mi deporte es el baloncesto. Tengo unas preferencias que no son ni el Barcelona ni el Madrid y me gusta ver buenos equipos y grandes partidos, como, por ejemplo, la memorable final del Eurobasket entre Yugoslavia y Lituania en 1995.
Anoche, mientras el Madrid jugaba la final de la Euroliga, televisada en Cataluña en abierto en el canal Esport3 (el equivalente a Teledeporte) el Barça se proclamó Campeón de la Liga de fútbol. Cuando finalizó el partido del Barça, se abrió un cuadro o pantalla simultáneo con el partido de baloncesto (eso, no voy a criticarlo: era una «urgencia informativa», aunque podía seguirse en otros canales de Televisió de Catalunya). El problema se inicia cuando, y mientras se jugaba el partido de baloncesto, se quita la señal de sonido del partido durante un buen rato, se continúa con la «doble» (y pequeña) pantalla y ¡hasta se llega a conectar con la rueda de prensa de… Ancelotti! Como podéis imaginar, seguir el partido de baloncesto (una final de Euroliga, cuidado) se convirtió en un suplicio. La cosa no acaba allí.
Los aficionados al baloncesto en Cataluña (y esto es en general, da lo mismo que seas del Barça, de la Penya, del Manresa o de cualquier otro equipo de la Liga ACB) tenemos que soportar habitualmente a Jordi Robirosa, periodista del baloncesto, que ha tenido la suerte de vivir muchos grandes acontecimientos de este deporte, pero a quien sólo le gusta el Barça. Encantado de haberse conocido, comenta los partidos tan mal -por supuesto, conoce el juego, faltaría más- que si no fuera porque a su lado tiene a Nacho Solozábal, la mejor opción sería quitar el sonido.
Bueno, Robirosa es de los que se jactan de amar el baloncesto y de amar la Euroliga, pero anoche no hizo más que repetir que «tras la finalización del partido» en el Esport3 se iba a emitir un programa especial por la consecución del título liguero del FC Barcelona. Un escalofrío recorrió a todo aficionado al baloncesto, porque era evidente lo que sucedería: NO SE IBA A RETRANSMITIR LA ENTREGA DEL TÍTULO AL GANADOR. Sobra decir que, pese a la reacción de Olimpiacos en diversas fases del encuentro, todo apuntaba a una dinámica ganadora del Real Madrid.
Efectivamente, ganó el Madrid. Efectivamente, Televisió de Catalunya cortó la señal mucho antes de la entrega de premios (le hubiera comportado demorar el especial del Barça unos quince o veinte minutos, a lo sumo), confirmando que el nacionalismo es forofismo y desprecio hacia quien no sigue las directrices oficiales. Tuve que ver la entrega a través de Internet. No sé si en el especial del Barça cortaron temporalmente para dar la entrega, aunque no lo creo. Tampoco me iba a estar delante de la tele esperando a ver qué sucedía.
Televisió de Catalunya es una CADENA PÚBLICA, a la que la relativa «urgencia» del título liguero del Barça NUNCA debiera haber llevado a cortar la señal del baloncesto en su canal de deportes Esport3. No había celebraciones públicas de los jugadores del Barça o una fiesta a cubrir, sólo la fuente en que se reúnen los aficionados del Barça cuando ganan títulos, imagen informativa que no cambia demasiado en quince o veinte minutos.
Pero pudieron, por encima de todo, dos cosas que los nacionalistas exaltados (bien introducidos en los medios de comunicación) suelen criticar de los demás (léase, prensa de Madrid, y a veces puede no faltarles razón) y no ven para ellos:
- El forofismo. Profesionales de la comunicación -especialmente vergonzoso lo de Robirosa- a quienes pueden las ganas de repasar un año de fútbol frente a la total actualidad informativa de la finalización de la Euroliga y entrega de premios.
- La falta de respeto a los telespectadores y aficionados al baloncesto, en especial. Un año emitiendo partidos de Euroliga de toda clase, y resulta que el día más importante no sólo «pisas» la emisión con imágenes irrelevantes (Ancelotti; con todos mis respetos para Ancelotti), sino que ni siquiera te esperas a emitir la entrega de premios. Entonces… ¿para qué he seguido la competición, si cuando toca reconocer al campeón me voy? La respuesta es obvia: sólo les gusta el Barça, y los demás no cuentan.
No es la primera vez que suceden cosas similares en Esport3 (y TVCatalunya en general; ni siquiera hace falta que esté el Madrid), lugar donde no es raro que se diga que no se respeta lo catalán (el Barça, esencialmente) y después no se respete todo lo demás. Algo parecido sucedió cuando la selección femenina de waterpolo ganó el Mundial en el año 2013, en Barcelona, nada menos. Mientras sonaba el himno español, el comentarista (no recuerdo su nombre) empezó a hablar, valorando en general el recorrido del equipo, la final, las jugadoras, etcétera. Vosotros no sé, pero yo no tengo presente que un comentarista hable durante TODA la interpretación de un himno. Y si lo hace, me parece de muy mala educación. Cómo serían los comentarios, que el exjugador que le acompañaba (creo que Jordi Sans, aunque no lo recuerdo bien, en cualquier caso era una gloria del waterpolo masculino) dijo algo así como que él «no renegaba» de todo lo conseguido con la selección española.
Acabo. Las muestras de forofismo nacionalista y paleto son de exclusiva responsabilidad de los periodistas que las ejecutaron. Curiosamente, el común de las gentes no se dejan llevar tan alegremente por semejantes tonterías, aunque puedan resultar más o menos maleables. Me refiero con esto a que ayer las muestras de euforia de los aficionados barcelonistas fueron muchísimo menores a las de otros títulos anteriores: la Liga ya se ha ganado muchas veces en los últimos años, era más o menos claro que se iba a ganar el título y, por supuesto, el objetivo primordial es la Liga de Campeones. Creo que ver a unos cuantos aficionados en Canaletes tampoco les debía de emocionar demasiado y que una vez vistas las primeras imágenes tras finalizar el partido y las palabras de Luis Enrique en rueda de prensa, preferían celebrar el título con los jugadores presentes, o en la correspondiente fiesta en el Camp Nou.
Salvo a los periodistas del régimen de Televisió de Catalunya, que tenían la necesidad imperiosa de meter al Barça en pantalla, sin esperar un solo minuto, no fuera que la actualidad informativa muriera. Estos son los que se ríen de Roncero y compañía. No veo la diferencia, salvo que siempre he pensado que Roncero y los demás interpretan unos personajes y, en cambio, los periodistas de TVCatalunya se toman en serio lo que hacen, por mucho que estén quedando en el ridículo profesional más espantoso.