Climas de opinión

A raíz de la detención de Carles Puigdemont, parece que en alguna parte de la prensa internacional se ha desatado una cierta simpatía por el expresident y su causa que, como sabemos, incluía la derogación de la Constitución, el Estatuto de Autonomía, saltarse al Consejo de Garantías Estatutarias, pisotear los derechos de los grupos parlamentarios en minoría y, en definitiva, privarnos de derechos a todos los ciudadanos no independentistas.

No estoy nada de acuerdo, pero me aguanto.

Es curioso, porque anoche escribía lo anterior y ahí lo dejé. Esta mañana, escuchaba Onda Cero y Vicente Vallés (presentador de noticias de Antena 3) decía en su espacio de opinión que se está produciendo una situación parecida a la del 1 de octubre, en que la prensa internacional tomó partido por la causa secesionista, en gran parte a causa de la deficiente estrategia de comunicación del Gobierno, que centró sus esfuerzos en las autoridades -con más que notable éxito- y abandonó la comunicación frente a la opinión publicada.

Así que, de nuevo, estamos ante la situación relativa a cómo se crean estados o climas de opinión favorables por el secesionismo, que ha tenido muestra evidente en la irrupción -al parecer, ya cortada- de Julian Assange.

Si recordáis el affaire appgcatalonia (como para olvidarlo), allí quedó bastante claro cómo se había gestado el asunto, que para quien no lo sepa o no quiera volver a leerlo (o ya esté cansado de que nos refiramos a este asunto de manera recurrente) se resume en que el All-Party Parliamentary Group on Catalonia, del Parlamento Británico, tenía unas conexiones tan claras con el Gobierno de la Generalitat que resultaba, entre otras cosas, que su dominio web había sido registrado por la Generalitat y el mail de contacto también era uno de la Generalitat. O sea: que los climas de opinión se gestan por influencias, que a veces incluyen datos tan expresivos como los señalados.

Parece, pues, que estas influencias de nuevo se ponen en marcha, ante la pasividad, como mínimo externa, del Gobierno de la Nación. Así que, por ofreceros algún dato nuevo -y por si alguien decide esforzarse un poco- vamos a ver de nuevo ejemplos prácticos de cómo se gestiona la influencia. En este caso, se trata de un informe sobre el Dominio appgcatalonia.org.uk que se puede obtener fácilmente (y previo pago, eso sí, que mis dineros me costó) de servicios como DomainTools, que incluye datos históricos del llamado «Whois», es decir, la historia de los sucesivos titulares de un dominio.

Aquí, el dominio cuatro días después de ser registrado.

Aquí, el registro del  dominio al día siguiente de mi entrada «destapando» el caso, que se destapó tan rápido que el mismo día de la publicación se modificaron los datos de registro:

Los habituales y conocidos del blog todo esto lo sabéis desde hace casi un año. En el Gobierno, supongo (o quiero suponer) que también, aunque no lo parece, dada la corriente de opinión generada y que no da señales de ser contrarrestada a nivel oficial.

Por si queréis echarle un vistazo, aquí dejo el informe generado por Domain Tools sobre AppGCatalonia-org-uk cerrado a 30 de agosto de 2017, del que he eliminado las últimas seis páginas por superfluas y que no tenían que ver con el asunto principal (y si alguien duda de la integridad o autenticidad de los datos, ya sabe: a gastarse 49$ -o lo que cueste ahora- y sale de dudas).

CONCLUSIÓN. La información de hoy -a salvo de la aportación del informe y el par de capturas sacadas de allí- no es nada nuevo. Pero debe repetirse, en voz alta, que lo que escuchamos a veces (repito: a veces) no procede «de la nada» ni surge de forma espontánea. Vicente Vallés exponía que, en la prensa internacional (claramente, reflejo del argumentario secesionista en gran parte), han salido voces de peso para influir en las autoridades europeas (donde, claramente, el Gobierno, hasta la fecha, se ha mantenido firme). Simplemente, recuerdo el origen, a veces, de algunas de esas voces y los climas de opinión que se pretenden generar.

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Pedro

De todas formas, sorprende y desespera la pasividad comunicativa del gobierno español, ausente por completo en la prensa internacional.
Otra cosa: circulan informaciones (abogado de Puigdemont, prensa y tv3, etc.) sobre que Alemania denegará la extradición, y caso de concederla no será por el delito de rebelión sino por el de malversación. No sé si es cosa fiable o meras especulaciones interesadas.

marc sanz

Ciertamente, parece mentira la dejadez del gobierno central en este tema. No hacen esfuerzos en contrarrestar la propaganda. Con lo fácil que es. Leí el artículo de NYT. El análisis era absolutamente superficial.

Fco. Javier

Gracias Javier.
Recuerdo perfectamente este asunto y lo rápido que actuaron entonces desde la Generalitat.

Ya se habló que este tipo de pruebas debería tener mas recorrido.
Parece ser que el separatismo mantiene abierta la via propagandística y no entendemos una contrapropaganda.

Yo me pregunto:
¿Cuál es el verdadero rédito de todo el esfuerzo propagandístico del separatismo?

Por ejemplo ¿Cómo acabó la campaña del video de aquella chica?
la recuerdo como un cachondeo padre…
Aunque ciertamente yo tengo un sesgo importante y no soy neutral.
Necesitamos una opinión externa que lo evalúe.

Aquí en Francia sólo se habla del gendarme que murió a manos del terrorista tras haberse ofrecido a ocupar el lugar de la rehén. A Puigdemont, al menos hasta ayer, ni se le mencionaba. NO es importante.

emperorponders

En el clima cultural actual, aquel que se envuelva en la Democracia directa, en la votación, las manifestaciones, el deseo popular y demás, siempre saldrá ganando en los medios de comunicación. Contra eso hay poco que hacer.

En cualquier caso, estoy seguro que también hay gente bien pagada (publicistas, think tanks, o lo que sea) que ayudan mucho y de los que no sabemos mucho.

Pedro

El gobierno español en relación al exterior lo ha fiado todo a la acción diplomática tradicional, es decir, influenciar sobre los gobiernos «amigos» y las autoridades de los organismos internacionales (UE, ONU), pero ha dejado totalmente de lado incidir sobre la opinión pública (publicada si queréis, pero pasa por opinión pública), olvidando que en las sociedades actuales la manipulación de las «opiniones» de los ciudadanos es un instrumento de política exterior de primer orden -siempre lo ha sido, pero hoy más que nunca-, y ha infravalorado la capacidad de los separatistas para moverse con mucha agilidad en este terreno. La batalla de la propaganda la está perdiendo el gobierno y parece que no les importe, ni siquiera dentro de España.

Juan

Un tema ciertamente muy interesante para debatir. Como hoy nos muestra Francisco Javier, en Francia, país fronterizo con Catalunya, es más lógico que se hable ahora del héroe y del homenaje póstumo que se merece. Y en España hace un mes, el caso desgraciado del niño asesinado en Almería ocupaba mucha más atención mediática que los devaneos secesionistas repetidos hasta la nausea… La actualidad manda, y los bandazos no paran, ni pararán.

El punto que quiero destacar es que todos estos «esfuerzos» de internacionalización tan forzados y burdos, van más para el consumo interno que para tener efectos reales. Para la parroquia independentista, un editorial del NYT con poca miga, buenismo a paletadas y un montón de lugares comunes sobre un tema que les importa entre muy poco y nada a los lectores norteamericanos, es lo más de lo más, el summum de todos los apoyos deseables, la-madre-de-todos-los-argumentos. Ayer os decía que nos lo colocarían hasta en la sopa. Y así ha sido… Pero es que además el 99% de los lectores de Vilaweb/ElNacional/Ara etc no clicka el link ni de broma para contrastar, ni se le ocurre que sus oráculos preferidos vayan a interpretar (tal vez) un poco sesgadamente lo que dice el editorial.
Como un ejemplo práctico, entresaco algunas frases de ese mismo editorial del NYT de ayer: «The Spanish government is fully within its rights to defend its unity and its constitution. And European states are right to give the Catalan secessionists no support.» y un poco después incluso adjetiva de esta forma: «[…] ill-conceived Catalan independence […]». No hace falta saber inglés periodístico avanzado para pillar que no hay un respaldo tan claro a las posiciones secesionistas como nos pretenden vender; pero por si hay dudas, con google translate y dos copy-paste tenemos:

«El gobierno español tiene pleno derecho a defender su unidad y su constitución. Y los estados europeos están en lo cierto al no dar apoyo a los secesionistas catalanes. » » […] mal concebida independencia catalana […]»

Lo inverosímil es que después del 27 de Octubre y de todas las televisiones del mundo mundial retransmitiendo en directo el nacimiento épico del nou estat, nadie echara de menos los apoyos en cadena que durante años nos habían ido colocando como prácticamente automáticos. Ni uno. Cero. Como siempre, no se tardó demasiado en buscar la explicación: presiones insufribles del maligno Estado Español, la Europa de los mercaderes que no es democrática, los estados (=malos) y las naciones (=buenas) bla, bla… Vueltecita a la rueda del hamster, y pasamos página…

Ahora va a pasar exactamente lo mismo con la extradición de Puigdemont. Si en unos meses (contando con desesperados recursos de Cuevillas&asociados) nos entregan al «retenido», es que España ha jugado sucio, la Merkel es amiguita de Rajoy, Alemania ya sabemos qué negro pasado tiene en su negrísima conciencia, bla, bla, bla. Pero si la cosa se prolonga más, o incluso acaba en lo que les gustaría a los influencers del NYT, y la entrega se hace finalmente «solo» por delito de malversación, entonces: bofetada a la justicia española, jugada maestra, el estado franquista se tambalea, bla, bla, bla
Vamos resumiendo: un win-win de libro.

Y es que es imposible ganar una partida de cartas donde uno de los jugadores tiene la baraja, se inventa las reglas, las aplica cuando quiere, y además controla la información sobre el desarrollo y la interpretación que da a cada lance del juego.

Juan

Pregunta de fiscal y tributario:

https://www.vilaweb.cat/noticies/comenca-una-campanya-de-recaptacio-de-fons-per-a-la-defensa-de-carles-puigdemont/

Supongo que las aportaciones desgravarán, no? Al menos ante la «Hisenda» de la Republica…

papitufo

En mi opinión, estamos influidos por un ejercicio de autoalimentación. En España siempre se le ha dado una importancia exagerada a lo que viene de fuera. La mayoría de los medios de comunicación recoge lo que se dice en tal o cual diario extranjero, especialmente los más afines al separatismo, que no sólo recopilan cualquier reseña, por mínima que sea, favorable a sus tesis, sino que intentan magnificar su repercusión.

Esa recopilación de artículos, editoriales o reseñas nos hace pensar que en sus países de origen el tema catalán está de rabiosa actualidad, entre lo más destacado de su día a día. Esa sensación es reconfortante para el separatista, pero creo que es una impresión equivocada.

Ayer publican un editorial sobre la represión de los rohingya en Birmania, hoy sobre la situación de Cataluña y mañana sobre la clonación de animales. ¿Significa eso que el periódico recoge la pulsión de la calle? No lo creo. Temas de actualidad, sí. Mañana deja de ser novedad y a otra cosa.

Sin ir más lejos, al hilo de ésto que cuento, le he echado un vistazo al NYT y viene un artículo titulado «¿El triunfo de la justicia?», en el que se desliza que la resolución del tema catalán está en manos de unos jueces muy conservadores, intolerantes y retrógrados (mezclan temas como la condena a la revista Mongolia o a los raperos Hasel y Valtonyc). ¿Podemos pensar que el «newyorker» medio está al tanto y preocupado por los límites de la libertad de expresión en España? Ni mucho menos. El artículo lo firma Martín Caparrós, periodista argentino afincado en España y colaborador habitual del NYT.

¿Cómo lo vende la prensa separatista? «El NYT -y por tanto EE.UU.- dice que la justicia española es conservadora, intolerante y retrógrada» cuando, en realidad, es la opinión de un argentino que vive en España.

Fco. Javier

Comparto con papá pitufo en que es para levantar la moral del seguidor separatista (que estas semanas se ha llevado buenos baños de realidad).
He leído que durante la época de la dictadura franquista, España estuvo sometida a un aislamiento internacional.
Los medios del régimen buscaban cualquier noticia que hablara bien de España y el régimen, incluso de revistas parroquiales de EEUU para vender en el interior la buena imagen exteriro del régimen.

Veo algo muy similar. Creo que esto demuestra que el separatismo se sabe muy,… muy aislado…

Godofredo

Yo no me preocuparía por este tema. Nadie tiene peor prensa internacional que Putin, y ahí está.

Más: todos estamos de acuerdo en que el tema catalán no es Vietnam. Ni de lejos. Así que tranquilos. Temás más importantes ha habido y nada ha cambiado por lo que se dijera en los periódicos.

Quiero decir, que ladran luego cabalgamos.

Además, con el mundial en ciernes lo de Puchi atraerá cada vez menos atención hasta no figurar ni en los clasificados por palabras.

Lo que pasa es que lo que dicen Vilaweb et al. creemos que es lo que piensa el mundo. Y no.

Kasfel

Sobre las “opiniones” de alguna prensa internacional, y en especial The Times, muy bien traído por Elentir la campaña de dicho diario en 1938 para apaciguar a Hitler.
http://www.outono.net/elentir/2018/03/26/the-times-en-1938-pidio-apaciguar-a-hitler-y-ahora-pide-a-espana-apaciguar-a-golpistas/

Cuando tienes un departamento de propaganda que las 24 horas del día emite mentira tras mentira, resulta complicado contrarrestar dichas intoxicaciones. No es solo una cuestión del Gobierno. La prensa “franquista” y la oposición en el Parlament tendrían que hacer el trabajo que han hecho blogueros como Javier.
Por ejemplo, aquí Teresa Freixes explica muy claro lo del Comité de Derechos Humanos de la ONU y como la noticia se reproduce (tal cual la fabrica el agit-prop separatista).
http://catalananalyst.blogspot.com.es/2018/03/la-confusion-periodistica-ignorante-o.html?m=0

Yo creo que, en este caso, todo lo inicia VilaTrola Partal, que titula el 23/03: L’ONU insta Espanya a respectar els drets polítics de Jordi Sànchez – El Comitè de Drets Humans ha emès un comunicat sobre la situació de Sànchez.
https://www.vilaweb.cat/noticies/lonu-insta-espanya-a-respectar-els-drets-politics-de-jordi-sanchez/

Y (al menos) nos adjunta la “resolución”. Bueno, pues lo que adjunta, es una carta con membrete de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos, firmada por Sarah H Cleveland y Olivier de Frouville (que ni ponen que cargo ocupan en dicha oficina), dirigida a un tal Mr. Krisch, en en el que le dicen que han recibido su comunicación y ha sido registrada con el número 3160/2018. Y a continuación explica los trámites protocolarios a seguir, que incluye, por ejemplo, enviar copia al Estado miembro correspondiente y requerirle información al respecto.
De eso, al titular de VilaTrola, a la campaña de TV3, o al tweet del jurisconsulto que enlazaba Alex en la entrada anterior, hay bastante diferencia. Y la trola sigue en el Parlament. ¿Y la oposición ha dicho algo al respecto? Tendría que estar las 24 horas del día denunciando la mentira y exigiendo a TV3 una rectificación.

Abraham Benyosef

Este tema lo traté en una entrada reciente de mi blog, Las ventajas de la victoria. Lo que digo allí, analizando minuciosamente un ejemplo, es que el Estado español (entendido en este caso verdaderamente como el Estado, no como el país de España) tiene un argumento irrefutable a su favor: la victoria. Resulta difícil hacer un relato de Cataluña virtuosa vs. España pérfida ante la derrota sin paliativos de los virtuosos. A la gente no le gusta que ganen los malos y pierdan los buenos, y si así ocurre alguna explicación hay que darles. Por eso ahora los editoriales y op-eds, por muy simpatizantes de la causa catalana que sean, se ven obligados a agregar lo de «ill-conceived», y a buscar motivos por los cuales ese pueblo oprimido y salvajemente golpeado a la hora de la verdad en lugar de ocupar infraestructuras se quedó en casa protestando en Twitter.

Claro que hay excepciones, como John Carlin y The Times. Este periodista y medio apostaron a un desastre del Estado después del 1-O, y como no ocurrió en vez de rectificar siguen pronosticando catástrofes que tampoco sucederán. Carlin, en The Times, llegó a afirmar que el 1-O había creado un millón nuevo de independentistas. Llegaron las elecciones, los independentistas no crecieron y los españolistas sí, y Carlin, en lugar de preguntarse qué falló en su análisis, no puede con su orgullo y se empecina en describir a una España grotesca, inquisitorial y atrasada, frente a la realidad de un Estado moderno que resolvió aceptablemente un desafío sin precedentes en las democracias industriales de Occidente.

Contrastando con este periodismo inglés que abreva en la leyenda negra de la España medieval, un analista británico como Matthew Benett tiene montada en The Spain Report una máquina de desmontar trolas separatistas, en castellano y en inglés. Ahí tenemos el caso de un observador anglosajón que fue capaz de vencer los prejuicios, el sentimentalismo cursi y la admonición paternalista, y que enfrenta el problema del independentismo catalán con una mirada racional.

Joan

Has tocado un punto apasionante y clave, Javier. En el mundo hipermediatizado (y en forma creciente) en que vivimos, el comportamiento de los medios y las redes sociales es crucial; y plantea todos los dilemas surgidos de una realidad tan dinámica y cambiante.
Por una parte, es evidente que el Estado no ha sabido, ni sabe, actuar con eficacia en ese panorama, y todos vemos que el secesionismo le suele ganar por goleada en el campo de la manipulación informativa (o, más suavemente, la «propaganda»).
Es algo que venimos comentando casi con unanimidad desde el principio. Yo mismo recuerdo (si no me vuelve a fallar mi mala memoria) haber insistido en el error del Gobierno al no enfrentar la manipulación del lenguaje secesionista con ejemplo en su base más simple: aceptar el término «independencia», incorrecto, en lugar del término exacto: «secesión».
Pero, por otra parte, tampoco le doy una importancia excesiva. La manipulación mediática tiene un efecto «de aluvión», con un cierto impacto momentáneo (sobre todo si se amplifica convenientemente en la red de medios sectarios), pero que en la feroz dinámica informativa se diluye con cierta rapidez ante el peso de los hechos y de la verdad.
Es lo que pasó tras el 1-O. Y es lo mismo que ocurrió, a otra escala, en un caso que me encanta como plasmación de muchas cosas relevantes: el de Juana Rivas. Vimos todo un movimiento de propaganda que consiguió una aparente unanimidad (al menos en su pueblo) con una campaña bien manejada y con un uso muy inteligente de la emotividad. Se reclamaban supuestos «derechos» (alguien ha dicho que vivimos «el siglo de los derechos», y reclamar derechos, incluso inventados, siempre vende) con muchas lágrimas y mucha motivación de la lástima y de la pena hacia personas que se presentaban como «víctimas» de la Justicia Injusta y Opresora.
Y al final, como hemos visto, todo acabó en nada.