Ya se ha escrito mucho sobre la materia, pero no está de más comentar varias cosas sobre la suspensión de la Ley de Consultas:
1. Se trata de una suspensión ex lege. Es decir, que incluso aunque los doce miembros del Tribunal consideraran que la Ley es constitucional, deben proceder a la suspensión automática de la Ley, dado que así lo establece el artículo 161.2 de la Constitución. Ya se puede decir todo lo que se quiera sobre los miembros del Tribunal o hacer la valoración del tipo que se desee: se trata de una suspensión automática que TODOS sabían y conocían que se produciría.
2. La celeridad con la que han actuado el Consejo de Estado, el Consejo de Ministros y el propio Tribunal Constitucional no tiene nada de extraño. Se quiere vender una cierta idea del tipo «mira qué prisas», pero es lógica esta celeridad: se trata de una Ley de Consultas y una convocatoria que afecta directamente las bases del sistema constitucional. Esperar que, ante esto, se tramite de forma convencional es pecar de ingenuidad. No se trata de un conflicto competencial sobre la concesión de determinadas subvenciones, por así decirlo, y es evidente que se trata de una materia altamente sensible, con importantísimas consecuencias de todo orden. Son estas potenciales consecuencias, pues, las que marcan la necesidad de actuar de forma rápida.
Esta celeridad podría haber sido diferente si la convocatoria fuera a cuatro meses vista, pero con un horizonte apenas de un mes, la urgencia del tema es indiscutible.
Algunos -de manera infantil- decían que cómo era posible que el Consejo de Estado o el Gobierno hubieran preparado tan rápido sus respectivos escritos de Dictamen o Recurso. ¿Cabe preguntarse lo mismo en relación a los escritos de la Generalitat, que ya están presentados? Ya os digo que, aunque se movilicen unos cuantos Abogados de la Generalitat y trabajen intensamente, no se preparan los escritos de un día para otro. Estaría bien abandonar argumentos de parvulario cuando todos sabemos la importancia del asunto.
También hay quien ha dicho que el mismo TC infringió su propia normativa en relación a la convocatoria del Pleno. No es cierto. Basta con leer los artículos 5 y 6 del Reglamento, que permiten incluso una convocatoria «universal»: si todos los Magistrados están presentes y así lo acuerdan, pueden constituirse en Pleno, sin ninguna otra formalidad. Y también, si existen razones de urgencia, se puede prescindir del plazo de tres días de antelación que marca el Reglamento. La cuestión es difundir medias verdades que nadie se molestará en comprobar.
3. Las manifestaciones convocadas por la ANC. Aunque algunos suelen padecer de amnesia colectiva, el ANC ya tenía convocados los actos ante las plazas de los Ayuntamientos para el martes día 30 de septiembre, como «inicio de campaña». No hay que ser muy listo para sospechar que esta era la fecha que se podía prever en que materialmente fuera suspendida la consulta, aunque la suspensión el lunes cogió a todos un poco por sorpresa: en el TN Noche de TV3 se dedicó a la suspensión y la consulta apenas doce minutos y, en cambio, el martes se hizo un programa especial. Si tan importante era la suspensión de la consulta, ¿cómo es que no se hizo programación especial el mismo lunes?
Por otra parte, si bien es cierto que en todo movimiento tiene que haber un hilo conductor que lo canalice, no deja de sorprender que una corriente tan potente no fuera capaz de generar más que una pequeñísima manifestación encabezada por las CUP el mismo lunes. El martes hubo concentraciones relativamente numerosas, pero tampoco deberíamos dejarnos llevar por la lectura optimista que la acompañaba, ni tampoco por otra que la desprecie. Las concentraciones, en el mejor de los casos, reunieron unos miles de personas. Es cierto que se trataba de un día laborable, las 7 de la tarde y un largo conjunto de circunstancias que impiden la existencia de concentraciones masivas, entendidas como decenas o cientos de miles. Lo más importante no es el número de personas que asistieron, sino que la movilización se produce a toque de ANC: hoy nos concentramos, mañana no, hoy todos de amarillo, mañana os digo la consigna que se debe repetir. El mérito por parte de la ANC de conseguir todo esto es innegable, como también la falta de espontaneidad: si la ANC no hubiera convocado concentraciones, ¿en qué medida la gente se habría concentrado? Lo comento por aquello del bottom-up, que es más bien todo lo contrario, y encubierto.
4. La votación de ayer en el Parlamento de Cataluña escogiendo los miembros de la Comisión de Control. No hay duda de que la intención es ir cubriendo fases de la convocatoria, a pesar de lo que diga el TC. El argumento, para justificarse, es que se trata de un acto preparatorio, sin efectividad hasta que no lo firme Artur Mas. Se quiere dar una impresión de que se bordean los límites legales, cuando probablemente se están traspasando, de manera que en un futuro se podrán presentar como víctimas si se inician procedimientos judiciales.
5. Todo esto no quita que el Gobierno del Presidente Rajoy no ha combatido con eficacia el independentismo, como hoy dice el editorial de EL PAÍS. Y tampoco quita que Artur Mas ha seguido un camino plagado de errores que nos han llevado hasta donde estamos hoy. Mañana, quién sabe.