No, si al final será verdad que Rajoy lo lleva estupendamente… Apenas han bastado un par de frases genéricas -a la vez, muy explícitas- con las palabras diálogo, acuerdos o entendimiento, y tenemos al secesionismo mediático revolviéndose como contra camisa de fuerza. Perplejos. Sin reacción racional. Destaco lo de racional.
Veamos. Desde la perspectiva separatista, yo entiendo que la reacción pueda ser escéptica, crítica o, incluso, que se ponga en duda la intención y diga que es aparente. Nada que objetar, pues, a esta clase de reproche, producto del punto de vista que cada uno adopte.
Ahora bien, no son tan comprensibles (bueno, también lo entiendo; y las razones las podemos resumir en que el nacionalismo no tiene nada de somriures) algunos de los textos y frases que he leído. Por cierto, recalco que se trata de cabeceras con miles de lectores, con un alcance e influencia en algunos casos enormes (por ejemplo, Antoni Bassas), de firmas conocidas por cualquiera que transite con un mínimo de información:
- Antoni Bassas en el ARA. Si no tienes nada bueno que decir, saca a Franco a pasear, que es el deporte favorito de los últimos meses: «ANAVA A COMPRAR un parell d’entrades per no perdre’m el començament de la “nova etapa d’entesa i diàleg” que el govern del PP representarà a Catalunya pròximament, però de moment el que se sap del guió m’ha tirat enrere: un consell de ministres a Barcelona és una iniciativa que ja se li va acudir a Franco.«.
- Esther Vera en el ARA. Un artículo titulado «Benvingut Mister Millo«, con las siguientes lindezas: «…Enric Millo de virrei i Sáenz de Santamaría de privat de Rajoy amb despatx a la Delegació del govern espanyol«.
- Vicent Sanchis en EL PUNT. Un artículo muy crítico, con lo que no tengo problema, faltaría más, cerrado con un elocuente: «Gràcies, bwanes!»
Hay más artículos sobre el «diálogo», como digo esencialmente escépticos (Elnacional) o críticos (ElPunt), desde su perspectiva. En el fondo, todos ellos rechazan la posibilidad de un «diálogo» que no suponga la secesión. Lo han dado todo por la secesión, se han esmerado al máximo, y ahora les salen con diálogo, acuerdos y entendimientos. Yo también lo rechazaría de plano…
Conclusión. Lo decía al principio: perplejos. Así se han quedado. Y una respuesta nada minoritaria, que otros han podido evitar con esfuerzo, ha sido la descalificación. Tanto pedir diálogo y un interlocutor y se conoce que no estaban preparados. Madre mía, qué fácil resulta descolocar a toda esta gente. Con apenas un par de frases, y sin todavía haber hecho nada, ya tiemblan y necesitan responder nombrando a Franco, los americanos de Berlanga («♫…vienen a España gordos y sanos…♫«), al Conde-duque de Olivares y el Imperio Británico. No, si al final será verdad que nunca han querido siquiera dialogar…
EDITO 23/11/2016: Artículo firmado por Daniel Bonaventura en Diari de Girona, con título elocuente: «Anguilamillo». Algunos fragmentos: «…Tribunal Suprem de la metròpoli…«, «Quan veu un ministre espanyol, i no diem si qui veu és el mateix president (…) AnguilaMillo és víctima d’un atac de fluixera de cames, un regalim incontinent de bava li supura del llavi…«, «…catalanet provincià…«. Y decían que esta clase de piezas sólo se producían en la meseta…
[Nota: antes de que nos enzarcemos en comentarios sin fin. Primera acepción RAE de la palabra diálogo: Plática entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos. Tercera acepción: Discusión o trato en busca de avenencia. Yo uso la primera acepción; la tercera, ya se vería, porque el diálogo no consiste en buscar avenencia entre el Gobierno del Estado y las fuerzas separatistas. Los no separatistas también contamos. Y contamos más, por cierto, que los separatistas]