Estos días pasados ha tenido una relativa difusión en el lado victimista de la vida el informe-encuesta titulado «Polarización y convivencia en España 2021. El papel de lo territorial» (aquí, enlace a la página Esade) . Si no te has enterado, tampoco es problema porque no merece la relativa atención y plañidos con que algunos han recibido sus resultados, por ejemplo Antoni Bassas, quien en uno de sus artículos en el ARA se ha quejado amargamente de ello.
La razón de sus lamentos se contiene en este cuadro, que mediría el grado de afectividad cruzado entre habitantes de cada Comunidad Autónoma que aparece en la encuesta (si lo he hecho bien, clicando la imagen se abre otra ventana y se puede ampliar).
Como veis, la afectividad por Cataluña ocupa el último lugar en todas las Comunidades, por debajo del 50 excepto en País Vasco y hasta por debajo de 40 en Extremadura. Todo ello ha dado lugar al clásico y automático discurso de la «catalanofobia«, «no nos quieren, como ya sabíamos«, etcétera.
Dejaremos para otro día el análisis de esta clase de preguntas, para centrarnos en el artículo de Antoni Bassas de 12 de abril de 2022, donde le dedicó un párrafo al resultado de la encuesta:
«(…) D’aquesta manera, no els estranyin resultats d’enquestes com aquest: els catalans són els ciutadans menys estimats d’Espanya. És la columna que està més en vermell. No aprovem enlloc, només al País Basc. Ja pot ser Catalunya el país on van trobar el seu futur centenars de milers d’andalusos o extremenys: en qüestions d’afectes, suspenem a tot arreu. Tenim notes d’afecte molt pitjors que els bascos, malgrat el terrorisme d’ETA. El discurs polític i mediàtic majoritari espanyol reprodueix i alimenta aquesta cultura, la qual cosa ens colpeja, perquè els mitjans espanyols tenen audiència a Catalunya, i tot això acaba impactant sobre la llengua, sobre el català.«.
Según Antoni, pues, los resultados presentados tienen que ver con el discurso político y mediático mayoritario «español». Nada tiene que ver el discurso político y mediático mayoritario «independentista» o aquello que existe, no se dice explícitamente, y conoce cualquiera medianamente familiarizado con la línea de pensamiento del independentismo. Línea que, por otra parte, viene de lejos. Tan de lejos como de toda la vida, más o menos.
Unos brevísimos ejemplos:
2010. Carles Puigdemont, en aquella época diputado por Convergència y concejal municipal.
El tuit es de poco antes de la final del Mundial de Fútbol y la referencia al pulpo tiene que ver, para quien no lo recuerde, con la popularidad del pulpo Paul. Una gracia inofensiva como cualquier otra que a Puigdemont le servía para dejar su gracieta con deje despectivo. No hay que ahondar demasiado en la gracieta.
Quim Torra. 2011-2012.
Se trata de una captura de tuits de Torra que empezaron a circular cuando se le nombró presidente de Òmnium Cultural (allá por 2015) y que más tarde borró.
Pere Aragonès. La imagen se explica sola. No sé la fecha, pero da igual.
Antoni Bassas. Imagino que no os habrá pasado desapercibida esta frase de de Bassas: «Ja pot ser Catalunya el país on van trobar el seu futur centenars de milers d’andalusos o extremenys: en qüestions d’afectes, suspenem a tot arreu.». Por supuesto, no podía faltar la frase del tipo «encima ni le dan las gracias al patrón, los muy desagradecidos«, especialmente dirigida a andaluces y extremeños. Una gran forma de ganarse el afecto de quien se ganó la vida, o sobrevivió como pudo, a cambio de su esfuerzo y no de la desinteresada y gratuita generosidad de los Antonis que exigen, cómo no, el afecto del proletariado.
Conclusión. En fin, que como siempre todo es complejo, empezando por la misma formulación de un nivel de ‘afectos’ entre Comunidades y las respuestas de los encuestados, pero que nos venga Antoni Bassas a decirnos que no le quieren y que la culpa es de «los otros«, sus prejuicios y su machaque a la opinión pública, mueve a pensar en cuántos prejuicios y escaso planteamiento crítico acumula el pobre Antoni.