¿Acaso cabe otra visión?

Esta mañana leía en EL PAÍS el artículo de Javier Cercas, «Políticos presos, no presos políticos«, publicado también en Süddeutsche Zeitung. Un escrito que explica con brillantez lo que ha pasado en Cataluña. Tan brillante que a Antoni Bassas le ha sentado mal y ha sentido la necesidad de contestar para negar todo, casi todo o, en fin, restar importancia a la descripción y crítica de Cercas y oponerle el conocido victimismo secesionista, incapaz de reconocer lo más mínimo.

Cercas describe a la perfección lo sucedido los días 6 y 7 de septiembre, en lo que fue un ataque directo a nuestros derechos fundamentales:

«Hasta que por fin, el 6 y 7 de septiembre de 2017, los separatistas aprobaron en el Parlamento autonómico, de manera totalmente irregular —en una bochornosa sesión celebrada en ausencia de casi la mitad de la Cámara y en la que apenas se permitió el debate—, dos leyes que, según los letrados de esa institución, derogaban de facto el Estatuto catalán y violaban la Constitución española y la legalidad internacional, que, como se sabe, sólo ampara el ejercicio del derecho de autodeterminación —entendido como derecho de secesión— en los territorios colonizados y en caso de violación de los derechos humanos; ambas leyes, en definitiva, pretendían cambiar de arriba abajo el ordenamiento jurídico democrático con el fin de proclamar la República Catalana y dejarnos a los catalanes “a merced de un poder sin límite alguno”, por usar las palabras con que el Constitucional anuló la primera de tales leyes.

A ese flagrante ataque al Estado de derecho, perpetrado a la vista de todos y ante la impotencia perpleja del Gobierno español, es a lo que llamo un intento de golpe de Estado. La expresión parecerá inadecuada a quienes hayan olvidado que los mejores golpes de Estado se dan sin violencia física, precisamente porque no parecen golpes de Estado; pero no se lo parecerá a quienes recuerden que, como escribió Hans Kelsen en Teoría general del derecho y del Estado, un golpe se da cuando “el orden jurídico de una comunidad es nulificado y sustituido en forma ilegítima por un nuevo orden”.

Por lo demás, ¿qué otra cosa significa la aterradora frase del Constitucional que acabo de citar sino que el Gobierno catalán intentó triturar la democracia? Sea como sea, el resultado de esta tropelía es que Cataluña vivió, en septiembre y octubre pasados, casi dos meses de pesadilla…«

Vamos por partes:

1. La cita de Hans Kelsen, uno de los más brillantes juristas de la Historia. Me ha llamado muchísimo la atención porque -aparte de que sin saberlo resulta que en el blog en esas fechas se escribían frases conceptualmente parecidas a la de Kelsen- se trata de una cita que requiere un elevado conocimiento jurídico. No dudo de Cercas. Es que para leerte «Teoría general del derecho y del Estado» antes te has tragado mucha literatura jurídica y no me parece su perfil.

Buscando por Google, resulta que esta frase fue citada por Javier García-Fernández (Catedrático de Derecho Constitucional en la Complutense; aquí el perfil ya me cuadra) en este también brillante artículo de 31 de agosto de 2017 («El autogolpe independentista»), publicado en EL PAÍS. Al respecto, escribía: «Hans Kelsen describió con gran precisión lo que es un golpe de Estado apuntando que hay un golpe de Estado (y en general una revolución) cuando “el orden jurídico de una comunidad es nulificado y substituído en forma ilegítima por un nuevo orden” (Teoría General del Derecho y del Estado). Y añadía Kelsen que en sentido jurídico el criterio decisivo es que el orden en vigor es reemplazado por un orden nuevo de forma no prevista por el anterior y la Constitución es reemplazada por otra nueva que no procede de la reforma de la que está en vigor.

¿No cuadra la visión kelseniana de los golpes de Estado con lo que está pasando en Cataluña?«

A continuación, una captura del texto vía Google Books.

Si vais al enlace y seguís leyendo, Kelsen dice que desde un punto de vista jurídico es irrelevante si esa revolución se produce mediante levantamiento violento, como movimiento emanado de la masa o a través de la acción de personas que ocupan posiciones dentro del Gobierno. [La realidad demuestra que se olvidó incluir el Parlamento]

2. La mención al golpe de Estado. Empiezan, perdón por la reiteración, los golpes.

Una autocita del inicio de la entrada del blog del 6 de septiembre: «Que hoy se ha asistido a un Golpe de Estado televisado en el Parlament de Catalunya, creo que queda fuera de toda duda. No hace falta añadir más comentarios sobre el golpe perpetrado y tendría poco sentido que yo aquí empezara a relatar o pontificar.«

Escribe Cercas: «A ese flagrante ataque al Estado de derecho, perpetrado a la vista de todos y ante la impotencia perpleja del Gobierno español, es a lo que llamo un intento de golpe de Estado. La expresión parecerá inadecuada a quienes hayan olvidado que los mejores golpes de Estado se dan sin violencia física, precisamente porque no parecen golpes de Estado..».

¿Es excesiva esta etiqueta de golpe de Estado? En los últimos comentarios del blog (los últimos 150-200, más o menos) una de las cuestiones que ha planeado ha sido la del asunto de la violencia sí o no, la «actualización» de conceptos que han quedado superados en el siglo XXI, etcétera, que de una forma u otra entroncan con el golpe de Estado.

Según Antoni Bassas: «Dir que el 6 i el 7 de setembre van ser un intent de cop d’estat banalitza el terme cop d’estat. Tejero al Congrés és un cop d’estat«.

Hombre, podría ser que Antoni Bassas tenga razón, aunque enmendarle la plana a Hans Kelsen, hasta ahí no llego.

Claro que el secesionismo siempre sale a nuestro rescate para dejarnos esbozar una sonrisilla que luego se torna en alguna risa indisimulada. Porque, claro, seguro que mañana Bassas también le dedicará una parte de su editorial a Elsa Artadi y su mención al «golpe de Estado togado«, que banaliza el término «golpe de Estado». Pero, bueno, lo de Artadi es que es verdad y, en el peor de los casos, simbólico, así que mejor no le digamos nada.

A Cercas (y a mí, de rebote, que me solidarizo con Cercas), sí. Cercas (y yo, de rebote) banalizamos. El secesionismo, no.

3. Los párrafos de Cercas acaban con la mención al intento de «triturar la democracia» y la, efectivamente, aterradora frase del Constitucional «a merced de un poder sin límite alguno», que aún podría complementarse con la previa «…ha puesto en riesgo máximo, para todos los ciudadanos de Cataluña, la vigencia y efectividad de cuantas garantías y derechos preservan para ellos tanto la Constitución como el mismo Estatuto«.

Este pasaje, y lo que representa respecto a los hechos del 6-7 de septiembre, para la mayoría de los que transitamos por el blog es uno de los más importantes que hemos vivido: la destrucción de la democracia y nuestros derechos por parte de 72 diputados que carecían de la más mínima atribución para derogar la Constitución y el Estatuto de Autonomía, saltarse su propio Reglamento y, cómo no, soslayar al Consejo de Garantías Estatutarias. Ahí es nada. Todo en un día.

Fue una ignominia.

Pues bien, para Antoni Bassas fue el intento de «…superar de manera forçada, certament, el bloqueig dels que anaven al TC a sol·licitar que al Parlament no es pogués parlar de tot«.

¿Cómo dice? ¿Que saltarse todo, es decir, nulificar el orden jurídico de una comunidad y sustituirlo de forma ilegítima por un nuevo orden era una manera de superar «de manera forzada» un bloqueo porque dice que «no se puede hablar de todo«?

Lo explicaré para un niño de tres años (no hace falta, pero a veces damos por sabidas cosas que quizás no son tan evidentes como creemos): si un día queréis acordar algo en vuestra Comunidad de Propietarios que requiere una mayoría reforzada y solo tenéis la absoluta, no os rindáis, por favor. Aprobad igual el acuerdo y luego les decís a los demás propietarios que solo queréis superar su bloqueo, que no os gusta nada. Bloqueo que, por otra parte, os ayudarán a superar con una de las dos siguientes opciones: a) mirando para otro lado y simulando que no os han visto, de manera que podréis imponer vuestro (ilegal) acuerdo; b) votando lo que vosotros queréis, porque oponerse a vuestra preferencia es muy poco democrático.

CONCLUSIÓN. De manera algo deslavazada, he intentado mostrar cómo, en realidad, no es que Bassas discrepe de Cercas, no. Lo que pasa es Bassas no acepta una visión que no sea la suya. Alguien dirá que no es verdad, que solo he mostrado discrepancias de opinión y que, incluso, lo sucedido el 6 y 7 de septiembre ni era nulo, ni fue bochornoso, ni se saltaron nada, ni Marta Rovira dedicó algún comentario poco afortunado (despectivo, diría) al Consejo de Garantías.

Va. Lo acepto (lo que uno se traga para poder escribir lo que viene a continuación).

Si Bassas aceptara visiones distintas a la suya, entonces aceptaría TODO lo que dice la resolución del Tribunal de Schleswig-Hölstein y no solamente la parte que le gusta. Porque si en algo ha habido consenso en el blog con la resolución que acordó dejar en libertad con fianza a Puigdemont fue en aceptarla: no gustará, pero se acepta. Es lo que hay y nadie en su sano juicio se plantearía infringir (en algunos sitios lo llaman «obedecer la voluntad popular, que no puede verse constreñida por los jueces«) las consecuencias de la decisión que finalmente sea adoptada (obviamente, me refiero a los que respetamos la ley, nos guste o no la decisión final; y asumimos las consecuencias).

A Bassas (y al secesionismo en general, porque al final no se trata de Bassas, se trata del secesionismo), en cambio, la resolución le gusta pero no la acepta:

a. Escribe Bassas: «Quan dijous de la setmana passada la justícia alemanya va deixar en llibertat el president Puigdemont, la bufetada política i judicial va ser majúscula. Va ser una decisió inesperada que va trastocar tota l’estratègia, a part de ferir l’honor patri. Ara resulta que l’Europa dels estats col·labora amb Madrid, però els sistemes judicials europeus no són tan permeables a l’intercanvi de favors. Això causa consternació a l’estat espanyol.«. Esto le gusta.

b. Sigue Bassas, aquí con una cuestión de opinión que liga con el título del artículo de Cercas: «…el ministre Catalá va dir ahir que no hi ha presos polítics, que són polítics presos. Són presos polítics perquè en una democràcia s’han poder defensar totes les idees en absència de violència. I a Catalunya el Govern de la Generalitat pot haver-se equivocat molt, però mai, mai, ha organitzat ni proposat cap mena de violència. Són presos polítics perquè se’ls imputen intencions, perquè se’ls ha obligat a abjurar del seu pensament polític, perquè el 21 de desembre (des de la presó i l’exili), van tornar a obtenir la majoria parlamentària. El vot dels ciutadans no els absol però, sens dubte, ha de fer pensar l’Estat sobre la solidesa de la seva representació política.«. Es su opinión.

c. Claro que su opinión no cuadra con la resolución del Tribunal alemán que tanto le gustaba en el apartado a), el cual, según la traducción de La Vanguardia, afirma: «No existen, pues, indicios de que, entre los actos delictivos que las autoridades españolas imputan al acusado, haya algunos injustamente atribuidos a él con la intención de capturarlo por motivos políticos, y por lo tanto se desestiman las alegaciones de la defensa del acusado en este sentido.«

Algunos lo habéis comentado estos días: si la resolución alemana es favorable a los intereses de la defensa de Puigdemont y se acepta… ¿también se acepta la inexistencia de «persecución política»? ¿Se acepta dejar de hablar de «presos políticos»? Ah, no, eso no, amigo….

No es por Bassas en concreto, es por el secesionismo en general: lo que le gusta sí que vale. Y lo que no, no existe. Porque si la realidad no se acomoda a la visión del secesionismo, si no es su visión… ¿acaso cabe otra visión de las cosas?

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killerman

«Esto, pienso, hace ver con suficiente claridad la anormalidad superlativa que representa el “señorito satisfecho”. Porque es un hombre que ha venido a la vida para hacer lo que le dé la gana. En efecto, esta ilusión se hace “el hijo de familia”. Ya sabemos por qué: en el ámbito familiar, todo, hasta los mayores delitos, puede quedar a la postre impune.» «Pues bien: el “señorito satisfecho” se caracteriza por “saber” que ciertas cosas no pueden ser y, sin embargo, y por lo mismo, fingir con sus actos y palabras la convicción contraria.» «Toda esa prisa por adoptar en todos los órdenes actitudes aparentemente trágicas, últimas, tajantes, es sólo apariencia. Juegan a la tragedia porque creen que no es verosímil la tragedia efectiva en el mundo civilizado» » Si alguien se obstina en afirmar que cree que dos más dos es igual a cinco y no hay motivos para suponerlo demente, debemos asegurar que no lo cree, por mucho que grite y aunque se deje matar por sostenerlo»

Citas del capítulo «La época del “señorito satisfecho”», de La Rebelión de las masas, de Gasset. Choca que estas frases dedicadas a los populismos de principios del siglo XX (principalmente, fascismo y comunismo) bien se pueden aplicar a todo lo que estamos viviendo aquí y ahora. Pero pienso que nuestros amigos sí pueden creer algo aunque lo sepan falso, Gasset era un optimista.

Ahora hay que trabajar para recuperar todo el terreno que han tomado nuestros amigos del raca-raca.

Abraham

Hace poco leí que menos mal que el PP impugnó el Estatut, porque si se aprobaba como estaba, la Justicia habría sido dominada por el independentismo y no se habría podido perseguir a los responsables del golpe de Estado parlamentario. ¿Es cierto esto, Javier, Juanmari?

Lo que sí sé porque está más fresco es que con la transitoriedad jurídica, el President habría designado al presidente del Supremo, y la mayoría parlamentaria a los jueces, obteniéndose una magistratura totalmente sumisa al poder político. Todavía estoy por encontrar algún separatista a quien esto le chirriara.

Sobre Bassas, vuelta la burra al trigo con que se metió a los políticos golpistas al talego por haber defendido sus ideas. No fue por defender sus ideas, cosa que es legal y nadie persigue (vide Rufián), sino oir implementar sus ideas, cosa que sí que es ilegal en el caso particular de las ideas que ellos profesan. Uno puede defender la idea de la pena de muerte, escribir artículos y pronunciar discursos en su apoyo. Convocar a un Parlamento regional y aprobar dicha pena capital, eso no lo puede hacer. Con la independencia, es más o menos lo mismo. Es agotador tener que estar repitiéndoles todo el día algo tan elemental.

Fco. Javier

Excelente Javier, en serio… ¡»Chapeau»!

En la cita anterior, en mi último comentario mencionaba una frase que me han comentado muchas veces, el separatismo perdió la poca dignidad que le quedaba el 6 y 7 de Septiembre.
Aquel día, no se pegó un tiro en el pie… sino en el vientre…

En el grupo de colegas y amigos cuando hemos sacado a colación el tema del separatismo siempre ha habido una creencia unánime que el «tira y afloja»con el estado se perdería por parte del que cometiese la primera ilegalidad.
Para que os hagáis una idea, esto ya lo leí en un artículo de opinión de «El Pais» de mas o menos cuando España tuvo que aplicar la decisión de TEDH y anular a doctrina Parrot y ha llovido mucho desde entonces.
El separatismo siempre ha jugado con la ambigüedad del «si pero no», de «parece una cosa pero legalmente es otra», siempre en la frontera.

La propaganda del separatismo es selectiva. Sus «aparentes» victorias se basan airear la interpretación de lo que quieren que se crea.
El seguidor separatista (y creo que hay muchas buenas personas) se autoengaña.
Mi duda es saber si el dirigente separatista también lo hace o está alimentando interesadamente el autoengaño de los demás porque saca tajada.
El autoengaño (y en eso el Homo sapiens somos maestros) evita el dolor de asumirla realidad.
Por eso creo que adecuan e interpretan la realidad ajustándola a sus creencias, o niegan las evidencias que podrían erosionar ésas creencias… porque saben que han perdido.
Ellos gritan, pero la realidad grita mas fuerte.

Viure Lliure

[La realidad demuestra que se olvidó incluir el Parlamento]

O no. Potser NO s’ho va descuidar.

Quirze de Montpalau

Suposo que deu estar en algun lloc del blog, però no se trobar l’enllaç amb l’article d’en Cercas.

Per si algú més es troba amb el mateix:

https://elpais.com/elpais/2018/04/11/opinion/1523464188_024497.html

papitufo

También me ha gustado la certera definición del nacionalismo catalán: «un cóctel hecho de victimismo histórico, egoísmo económico y narcisismo supremacista, aliñado con gotas de xenofobia».

Lo más triste de todo es que, pese a estar impecablemente razonado, 2 millones de personas son inasequibles al desaliento: democracia es votar, derecho de autodeterminación, proceso pacífico y presos políticos en un bucle infinito. Eso demuestra que el nacionalismo no es una opción política, es un nuevo tipo de religión donde el dios de turno es sustituido por la ‘Nació’.

Alex

Está muy bien la entrada, Javier. Así ha sido desde el principio: una fe predemocrática en la justicia esencial de la causa. Lo que encaja con el paradigma, bombo y platillo; y lo que no, pues se separa con pinzas y se lanza al cubo de basura de lo facha.

Y ya hablando de Kelsen y, puesto que el problema de fondo es la propia noción de soberanía, que es precisamente lo que el separatismo se da a sí mismo por que naturalmente lo vale, con una alegría, ya digo, predemocrática, se entiende el porqué los juristas del pruses nos han salido tan schmittianos… y ya de paso, ese empeño de los CDR’s en hacer bullir la olla hasta provocar (Lliure diría ‘evidenciar’… y en este desacuerdo hay más chicha de lo que parece) el ‘estado de excepción’, que es donde brilla como una diva de Bollywood el voluntarismo decisionista, con suave tufillo autoritario, que nos dejaron las jornadas del 6-7 en el parlamento…

Algunos ya se han olvidado, pero los que nos leímos por encima las ‘leyes de excepción’ que nos habían preparado estas lumbreras para la fase de transito hacia la utopía aún nos estamos recuperando del susto. Al fin y al cabo a algunos les basta con creer en las buenas intenciones de la buena gente del pueblo. Otros, en cambio, no nos fiamos ni de nuestro padre en este terreno, y mucho menos de unos médiums que se auto-otorgan poderes prácticamente ilimitados, por más que sean todo corazón, sentimientos y tierno amor a la patria…

O espera: precisamente por eso…

Juanmari

Tal vez se debiera tener en cuenta también el tiempo y el movimiento de gente. Penalizar la larga duración, por compasión hacia los no revolucionarios, y las participaciones masivas, especialmente las coreografiadas por idéntico motivo.
Más en serio, Kelsen se caería de culo con la foto de Puigdemont con las cinco notificaciones del TC y lo del Parlament le hubiera obligado a escribir tres o cuatro capítulos más aunque seguro que reconocería el aroma de lo que ocurrió.
Una última cosa, es (más o menos) cierto que otros estatutos tienen artículos parecidos a los recurridos pero eso es hacer política. Por eso el TC no actúa de oficio, para dar manga ancha a la política.

Candide

Sí, encaja en la definición de Kelsen. (No busco si por ahí añade unos caveats, te hago confianza que no.)

Pero nosotros debemos poner los caveats. Ni las leyes de desconexión ni la declaración de independencia fueron efectivas. Es muy importante. Es otra vez la cuestión del grado de violencia. (Y me parece que Bassas va por ahí.)

Sin hacer efectivas tus palabras, y aún más, sabiendo que no puedes porque sabes lo que te viene encima por decirlas, y te abstienes de hacerlas efectivas, la cosa se queda en lo declarativo. En una provocación.

Nos podemos ir por la tangente de jiji jaja, qué bocazas, pero me gustaría resaltar el elemento de provocación. Esta provocación puede buscar dos cosas, la sobrerreacción del adversario y el diálogo. Yo creo que se buscaron las dos cosas. Y lo mejor que podría haber hecho el adversario hubiera sido reaccionar con dureza (sin pasarse, cosa que creo que ha hecho) y a la vez ofrecer diálogo. Si eran palabras, ofrecer más palabras: diálogo.

Alguien que te amenaza sin ninguna posibilidad de llevar la amenaza a cabo es un claro caso de que busca tu atención. Y es esto lo que les quedó a los indepes. Aunque ellos siempre tan propagandísticamente optimistas de poder conseguir sus fines por la vía unilateral, cuando sabes que ni están tan seguros ni pueden llegar tan lejos, aplica un poco de inteligencia. No digo ni siquiera empatía, aunque vendría bien, sólo apelo a la inteligencia, y con eso a resolver un conflicto político de manera política.

Las palabras citadas de Kelsen cubren lo descrito, pero algo me dice que Kelsen era más inteligente que eso, porque cuando escribe “es nulificado y sustituido” no se refiere a unas declaraciones, sino al efecto posterior. Al hecho consumado. Y está claro que no hubo tal hecho consumado, que las palabras nunca se hicieron efectivas, que lo propuesto nunca se implementó. Ni se trató de implementarlo. Por decirlo de alguna manera: dijeron, y corrieron.

Y aunque se fueron, y a pesar del 155, las elecciones demostraron que el problema sigue ahí. Las elecciones, es decir un hecho político. ¡Entonces reaccionar de manera política, por dios! ¡Diálogo! No me imagino a Kelsen recomendar lo otro: ¡perseguidlos!

Ado

Se echan de menos unas líneas que relacionen a los Jordis con estos hechos y que justifiquen el porqué ellos rambién son políticos presos.

Joan

Pues yo sí quiero «contestar» a Candide, con tu permiso, Javier; brevemente y con todo el respeto que merece una opinión argumentada y razonada como la suya.
– Prueba a mirar la situación que bien describes bajo el rótulo de «chantaje» y verás que todo encaja perfectamente. Y sábido es que en caso de chantaje sólo se pueden hacer dos cosas: o pagar con la esperanza de que cumpla (lo que no es nada recomendable, pues quedarás en sus manos de por vida), o llamar a la policía para que intente echarlos el guante. ¿Dialogar? ¿Negociar? Es de manual que ése es el peor error; salvo en caso de secuestro, o si la policía está necesitada de ganar tiempo.
– El tan socorrido punto del golpe «simbólico» y no-consumado: Todos vimos que el 1-O la cosa estuvo colgando de un hilo. Que los Mossos colaboraron es cada vez más evidente, que estaban en posición de amenaza «disuasoria» no cabe la menor duda (se dijeron cosas bastante claras), ni que la violencia de verdad estuvo a punto de saltar. Recordemos que hubo enfrentamientos y forcejeos entre Mossos y PN GC. Y que en la incineradora unos y otros llegaron a «echar mano a las pistolas».
Hay que plantearse seriamente ¿qué habría ocurrido sin el desplazamiento masivo de PN y GC, los famosos «piolines»? ¿Fue un golpe «simbólico, declarativo y posmoderno», o un golpe frustrado por la acción del Gobierno que no confió solo en los Mossos?
Yo no lo veo tan diferente (no digo «igual», desde luego) que el frustrado golpe de Tejero.
Hace poco puse el (pedestre, pero que viene al caso) ejemplo de alguien que entra a asaltar un banco con una pistola de fogueo. Ni siquiera amenza explícitamente, dice «haced lo que yo diga, y todo irá bien». La seguridad reacciona y le detienen.
¿No se le podría acusar de asalto (en grado de tentativa, claro) porque el arma era «simbólica»? ¿Y ni siquiera de robo, pues no llegó a robar nada?

Fco. Javier

Juan, me he encanado de risa por el certero análisis, has logrado algo fundamental en el humor, un efecto «deslizamiento» pero que retrata bastante bien lo que ha ocurrido

mistermaguf

«¡Entonces reaccionar de manera política, por dios! ¡Diálogo!» dice Candice.

Frase que se repite como un meme entre los separatistas. Sin embargo, cuando les preguntas sobre qué quieren dialogar, la respuesta suele ser el silencio.

Notable, ¿verdad? ¿Porqué razón alguien que pide diálogo se hace el sueco en cuanto le pides que lo inicie? Porque sabe que sus planteos sólo caben como imposiciones. Como diálogo son inviables, y en el fondo lo saben.

Y además, cómo es posible que alguien que ignora sistemáticamente al otro puede exigirle diálogo? Los separatistas se denominan a sí mismo «los catalanes»; cualquiera que no sea separatista no es catalán. Es una retórica tribal de antropología básica (hay muchos autores que refieren repetidos casos de tribus que se autodenominaban «los hombres», en contraposición a otras tribus, que de esta manera quedaban relegados a una condición animal.

Para dialogar se necesitan unas categorías y unos parámetros comunes como punto de partida. No puedes dialogar sobre políticas reproductivas con alguien que sostiene que el ser humano es ovíparo; hay allí una inviabilidad de partida.

En el caso del diálogo político sólo puede tratar sobre el orden administrativo y legal del estado -y todas sus derivadas, entre ellas las económicas y las culturales-, un estado cuya concepción y definición moderna es jurídica.
El independentismo está sustentado sobre una cosmovisión romántica y premoderna de estado, en donde la definción del mismo no es jurídica, sino atávica: los ciudadanos pertenecen o no al mismo por derechos de sangre, no por un contrato social. Se pertenece o no se pertenece según lo que se crea-sienta identitariamente (y la identidad, en esta concepción, es un efluvio telúrico que te impregna, no es una condición que tu eliges.) Y si reniegas de ella, eres un traidor.
Y como la identidad emana del territorio, pues mal vamos, porque si territorializas una ideología tienes, pues… lo que vemos hoy en Cataluña. Es una forma contemporánea de pensamiento mágico-religioso, con todos los elementos clásicos de las teocracias.
En otras palabras, un ser humano ovíparo. No hay manera de argumentar ni razonar con una teocracia.
El creyente de una teocracia cree sinceramente que su creencia y su causa es intrínsecamente justa, incluso si necesita ciertas dosis de violencia para implantarse, porque la causa está en un plano muy superior a estos detalles. No puede concebir que su creencia no es la única verdad, y por eso solo puede ignorar al que no cree: el no creyente no puede existir. Por eso no entiende que se le acuse de violencia cuando quiere conculcar los derechos de los demás, en su concepción la idea de que los infieles tienen derechos equivalentes es algo muy poco claro.

En todo caso caben destacar dos actitudes. La primera es la del cínico profesional (habitualmente el político) que sabe perfectamente que no hay diálogo posible, y aún así insiste por pura estrategia política para la galería; y la del creyente, que sí cree que hay un diálogo que le están negando, porque no es consciente de que lo que está defendiendo es la condición de ovíparo del ser humano -y esto es por pura y dura incultura-.

Para no extenderme demasiado, ¿tú serías capaz de expresar de modo claro sobre qué quieren dialogar los separatistas?

Muchas gracias.