Dos citas de sentido común: Locke y Calamandrei

Otro de los muchos signos distintivos de los que formamos el blog, a mi parecer, lo constituye la combinación de sentido teórico-común y práctico-común. No son precisas unas bases teóricas profundísimas, sino sentido común; y, al llevar a la práctica esa teoría, una cosa es mantener con firmeza una postura y, otra, no salir del dogmatismo teórico. Sobre esto último, el dogmatismo, me hace especial gracia haber leído que el blog o mis opiniones son «unionistas» o que encierran incluso ¡identitarismo!, cuando difícilmente se habrá leído o mantenido nada acerca de la «indisoluble unidad» que no sea la reproducción del texto constitucional. Esta clase de «críticas» las he leído de quienes personifican Cataluña, como ente con vida propia y titular de unas esencias cuyos efluvios se remontan a la noche de los tiempos. En fin. Volvamos al asunto.

Una de mis censuras habituales al secesionismo (y de eso iba el enlace al artículo de Branchadell que colgó Alex ayer) es que se suele callar, cuando no ocultar, cualquier tesis contraria a sus postulados. De hecho, no es raro que, ante tesis opuestas, te contesten: «eso ya no vale«, como la famosa regla de los dos tercios del Estatut.

Retrocediendo en los fundamentos teórico-prácticos de sentido común a los que aludía, vale la pena citar a John Locke y a Piero Calamandrei (ilustre procesalista italiano de la primera mitad del siglo XX) y comprobar cómo lo que a veces sostenemos por mero sentido común, algún teórico ya lo ha pensado y escrito antes que nosotros. Por descontado, como no somos dogmáticos, no tomo estas simples citas como la verdad revelada ni es necesario compartirlas al cien por cien. Lo que se comparte es el sentido común.

John Locke.  «Segundo tratado sobre el Gobierno Civil» (Alianza Editorial, 2014; p.134): «Por lo tanto, quienesquiera que salgan del estado de naturaleza para integrarse en una comunidad debe entenderse que lo hacen entregando a la mayoría de esa comunidad, o a un número más grande que el que la simple mayoría, si así lo acuerdan, todo el poder necesario para que la sociedad alcance esos fines que se buscaban y que los convocaron a unirse«.

Piero Calamandrei. «Sin legalidad no hay libertad» (Editorial Trotta, 2016; p.31-32): «…el partido liberal, al formular sus premisas programáticas, no puede manifestar preferencia por una u otra solución de problemas políticos concretos (reservándose en cada caso tomar posición en el momento en que estos se presenten), sino limitarse a afirmar la necesidad de que, al deliberar las decisiones, se respete un cierto método, un cierto orden, un cierto procedimiento constitucional, que según él es indispensable para que los problemas políticos puedan discutirse y resolverse con libertad. Es por lo que, en lenguaje forense, cabe afirmar que a los liberales les importa más el procedimiento que el caso: son procesalistas, que no se preocupan a priori de la justeza de las deliberaciones porque están convencidos de que, de respetarse el procedimiento, la decisión resultante tendrá que ser justa.«.

CONCLUSIÓN. A mi entender, lo más valioso de estas dos citas, que desconocía hasta el día de hoy (la de Locke, tenía alguna noticia), reside en que describen bastante bien rasgos fundamentales que están muy presentes en el blog y los comentarios. En el blog, sí. En otras partes, no.

Edito: para añadir que uno no se toma las citas como la verdad auténtica, porque las citas las carga el diablo y bien puede ser que dos páginas más adelante se sostenga algo que «no te conviene».

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Quirze de Montpalau

Sentit comú…?
Demanes massa.

Fco. Javier

Gracias Javier.
Ayer asistía a una cena con amigos/as de Suiza, Italia, Alemania, Dinamarca, Canadá, Francia, Suecia y Finlandia.
Estaba representado todo el espectro político y había dos personas con formación jurídica, tres ingenieros/as y tres investigadores/as.

Por lo que ellos/as ven y han leído en las noticias sobre el tema de Puigdemont en Madrid, estaban de acuerdo en que SI realmente lo que esta demandando el separatismo se ajustara a legalidad no harían todo el paripé y show mediático.

Por lo tanto amenazar con «forzar» el referéndum suena a provocación y a interés en la confrontación.

El resumen de la velada:

Lo mas vil de esta actuación de los separatistas es que SABEN que lo que demandan es ilegal, por lo que su actuación es, de alguna manera, un secuestro de la herramienta democrática con propósitos propagandíticos.

SI aceptamos que el hecho de conseguir un referéndum ES el verdadero objetivo (por sentar precedente) del separatismo, entonces es un objetivo de una opción política que, sí se considera demócrata, debería seguir los cauces constitucionales a tal efecto hasta agotarlos.
Si la constitución NO lo permitiera debería explorar formas de modificarla.

Forzar lo que prentenden NO es quedar al margen de la ley es escudarse tras la urnas y sus votantes.

Existen formas de poder pulsar la inquietud e intenciones del ciudadano medio (que responden al anhelo perseguido en tal referéndum y son legales, mucho mas baratas para el erario público, menos crispantes (socialmente hablando) y orientativas para RESPALDAR una petición de carácter extraordinario, como serían el encargo de diferentes macrosondeos de opinión a empresas independientes.

Juanmari

Un poco de sentido común y un poco de humildad. Llevamos con teorías de la democracia un montón de años y casi los mismos haciendo pruebas a ver qué funciona y qué no en una democracia real. A veces en tiempos muy difíciles. Un poco de respeto a Tocqueville, Constant, Locke y otros. Llamarles autócratas porque pensaban en la limitación del poder, incluyendo la soberanía popular, es una falta de respeto y de honestidad intelectual. Tocqueville «En Estados Unidos encontramos la primera, pero no la segunda. Los americanos cambian frecuentemente las leyes, pero respetan el fundamento de la constitución.»
Constant «el reconocimiento abstracto de la soberanía popular no incrementa en nada la libertad de los individuos»
Gracias a Ruiz Soroa obviamente.

Viure Lliure

Família, abandono una temporada els comentaris. Ja he repetit varies vegades l’estima que us tinc (no és ironia) i el molt que he anat aprenent de vosaltres (això tampoc).
Malauradament, crec que cap dels dos (si em permeteu tractar-vos com a bloc) hem mogut ni un mil·límetre a l’altre de la seva posició, i els dies són curts per anar tenint converses de sords quan ja està tot dit.
Una abraçada. Ens veiem al xoc 🙂

Joan

Te echaremos en falta, Viure, (y tampoco es ironía). Aportabas una nota de discrepancia interesante y positiva, y siempre argumentada.
No obstante, y para seguir discrepando hasta el final, creo que te contradices. Si reconoces que has aprendido mucho, es que no ha sido un «diálogo de sordos». Nosotros (yo, al menos) también hemos aprendido con tus intervenciones.
Lo que pasa es que casi nunca en un debate la gente cambia su posición y sus convicciones. Pero eso no quiere decir que no sirva, si es rico; sirve para revisar y para matizar cada uno sus propias ideas, al ponerlas a prueba en la confrontación.

papitufo

Charlando hoy con un amigo, entre otras cosas, de la cuestión catalana, me comentó una anécdota: Sus padres y los padres de un amigo suyo son naturales del mismo pueblo de Castilla, pero mientras los padres de mi amigo emigraron a Madrid, los padres de su amigo emigraron a Barcelona. En su adolescencia/juventud (hablamos de una persona de entre 40 y 45 años) era militante de Esquerra, de hecho, consta como prueba documental una foto celebrando la Copa de Europa del Barça de 1992 sosteniendo una bandera de ERC (la que es como la estelada pero sólo en rojo y amarillo).

Bueno, resulta que este chico se fue a hacer la mili fuera de Cataluña… y volvió completamente transformado, es decir, pasó de acérrimo independentista a arduo defensor de la unidad de España. De broma, le pregunté si le habían puesto electrodos en los pezones o le colocaban una toalla mojada en la cara para asfixiarle, pero me inclino a pensar que se dio cuenta de que los compañeros con los que le tocaba compartir alegrías y penas, procedentes de todos los rincones de España, en realidad tenían más cosas en común con él de las que se había imaginado o de las que le habían contado.

Lo traigo a colación porque, salvo experiencias «traumáticas» que te hagan replantearte tus conceptos de la vida, lo habitual en una discusión con un importante componente irracional o sentimental, como la que nos ocupa, es que cada uno siga «subido en su burra».

Obviamente, creo que los argumentos esgrimidos por los no secesionistas (por si el término «unionista» es políticamente incorrecto) son infinitamente más racionales que los de los secesionistas. De hecho, considero que cuando Viure se ha visto «acorralado» por algún comentario, ha salido con el argumento de que «esta Constitución no me representa y, por tanto, no me obliga», o apostando a futuros golpes de suerte en forma de catarsis social.

Efectivamente, no nos vamos a convencer mutuamente porque no se quiere ser convencido. Sí podemos conocer distintos puntos de vista, pero si no es suficiente… Salud y suerte.

Alex

Ostras Lliure, te echaré en falta…

Aunque, bien mirado, estoy casi seguro de que volverás el día después -cuando todo haya terminado- por lo menos para consignar los resultados y hacernos ese ‘tercer tiempo’ que nos hemos ganado con creces…

Hasta la próxima amigo.