La inmadurez secesionista

Esta mañana he tenido la oportunidad de escuchar la radio un rato y, sorprendentemente, el prusés no ocupaba el eje central de mis tertulias favoritas. Signo evidente de que pasa por un mal momento, de falta de acción y de ideas, consecuencia del insuficiente apoyo con el que cuenta. Es innegable que dispone de un apoyo amplio, pero insuficiente.

Esta atonía se transmite a mis digitales favoritos, sobre los que estos días ironizábamos acerca de lo reiterativo de las columnas de opinión y cómo, a estas alturas de 2016, todavía se siguen repitiendo las mismas palabras clave (Franco y franquismo -un absoluto hit parade-, Madrid y sus variantes mesetarias,  antidemocrático, etc). La falta de concreción efectiva de la secesión -inevitable, si no cuentas con el apoyo suficiente- conduce a postular conceptos etéreos (proceso constituyente, convención constituyente), crear terminología propia de noche de bar con un par de cervezas que alimenten la chispa (o no es propio de cráneo privilegiado el «matiz interesante» entre República catalana y República de los catalanes) o decir sin rubor que en «Westminster» ven con «interés democrático» el prusés.

Todo esto provoca que, salvo algún artículo lúcido (por una vez, bastante de acuerdo con el mensaje de fondo de Sanchis), el periodismo secesionista esté todavía anclado en 2012 y un discurso que, fruto de la emotividad, tuvo éxito en el periodo 2012-2015, pero que no ha evolucionado. Nada de nada. La inmadurez de quien no quiere aceptar la realidad.

Un ejemplo paradigmático es el artículo de hoy en Vilaweb de Pere Cardús, titulado «Les deu coses que cal fer per a proclamar la independència«. No es que considere a Cardús (Pere) un gurú del secesionismo, si bien disfruta de una caja de resonancia muy difundida como es Vilaweb, así que me ha parecido interesante fijarme en él para ejemplificar lo que comento.

La primera revelación empieza en el mismo título: si en abril de 2016 un articulista del secesionismo tiene que estar elaborando decálogos es que la cosa va muy mal. ¿Los de los cuatro o cinco años anteriores no sirven? ¿Tan mal está el secesionismo que todavía necesita una orientación? Parece que sí. Toda una declaración de inmadurez.

Veamos brevemente los puntos de Cardús:

  1. «La societat civil ha de reprendre el timó de la mobilització«. Nunca hubo una sociedad civil al timón. Si fuera así, Forcadell, Casals (q.e.p.d.) o Eduardo Reyes , entre otros, nunca hubieran formado parte de Junts pel Sí.
  2. «El govern i els partits han de decidir si volen avançar definitivament o si volen especular infinitament sobre les conseqüències legals dels seus actes«. Si careces de apoyo suficiente (por ejemplo, el 75% de la población) es difícil ir contra la mayoría y las instituciones. Pero si Cardús cree que dos millones son mayoría, allá él.
  3. «S’ha vist que l’estat espanyol és incapaç de gestionar la complexitat política«. Palabrería pura. La jerga típica del secesionismo. Al margen de la pobre consideración que me merezca el espectáculo de estos cuatro meses, los partidos políticos no conforman, en sí mismos, la estructura orgánica del «Estado español». Lo que pasa es que si en un artículo no metes «Estado español» para dejarlo a la altura del betún, pierde bastantes puntos. Lo dicho: jerga (buena palabra, aportada por Alex).
  4. «Un cop superat el temps de les eleccions espanyoles, l’independentisme ha de posar la directa i provocar una tempesta perfecta«. ¿Se puede ser más infantil al redactar? Poner la directa, provocar una tormenta perfecta. ¿Por qué no decir «a tope, a tope, a toda mecha»? Por cierto, que Cardús se refiere en este punto a las famosas «estructuras de Estado», que Artur Mas prometió para… ¡¡¡2014!!!
  5. «Entrar en la fase de no-cooperació amb les institucions i la legalitat espanyoles portarà inevitablement a un conflicte institucional majúscul que es convertirà en la carpeta més urgent de les institucions internacionals.(…) Cal provocar la intervenció de la comunitat internacional.«. Los que seguís el blog, sabéis que recientemente me referí con sorna a la apelación de la «Comunidad internacional». Para los que no leísteis la entrada, aquí tenéis de nuevo la foto de la Comunidad, reunida en cónclave para tratar el tema catalán.comunidad del anillo
  6. «Com que el resultat del 27-S no és suficient –segons la majoria de dirigents catalans– per a proclamar la independència, és imprescindible un referèndum formal i amb totes les garanties democràtiques. Això ho imposarà la comunitat internacional, perquè així és com s’han resolt els processos d’independència conflictius«. Sobre la Comunidad, me remito a la foto anterior. Sobre «los procesos de independencia conflictivos«, ¿a cuáles se refiere Cardús? ¿Montenegro o a qué proceso? Está bien eso de soltar la frase y no precisar nada. Más jerga secesionista.
  7. «En aquest sentit, convindria no deixar-se enredar més per la cançoneta del referèndum de Podem. Els referèndums no vénen de Madrid, sinó de Washington, Berlín, Brussel·les…Una majoria al congrés espanyol que pugui convocar un referèndum d’independència de Catalunya no hi serà mai (…) Per tant, via unilateral fins que no intervingui una tercera part poderosa de debò.» Una lástima que Cardús no precise cómo se llevaría a cabo la vía unilateral ni con qué apoyos contaría dentro y fuera de Cataluña. Especialmente, dentro, pues normalmente el secesionismo se apropia de todos los que no estamos a favor del separatismo. También tiene su miga que el separatismo a menudo diga que España está en descomposición, que es un Estado débil y, en cambio, necesite de la entrada en escena de una «tercera parte poderosa de verdad«. Más jerga.
  8. «Una altra cosa que cal corregir, si es vol arribar a la independència, és l’error de pensar que cal recórrer a la seducció per a ampliar la majoria social.(…) La clau per a sumar és la confiança i no pas la seducció. I la confiança no s’aconsegueix demanant ‘confiança, si us plau’, sinó demostrant fortalesa, decisió i caràcter. I capacitat d’acció.«. Quizás soy un malpensado, pero creo que sugiere tener capacidad coactiva para que nos sumemos con entusiasmo y espontáneamente a la secesión.
  9. «També cal recuperar els camins traçats pel CATN.» En abstracto, la única afirmación con sentido. Otra cosa es que los informes del CATN nadaran habitualmente en un mundo irreal y no sirvan de casi nada.
  10. «I, finalment, l’independentista comú ha d’autocentrar-se d’una vegada per sempre. Per a accedir a la independència cal, primer de tot, que la majoria del país s’independitzi mentalment.» O sea, estamos en 2016 y el «independentista común» todavía debe hacer una independencia «mental«. Iba a hacer un comentario inapropiado. Lo dejo en pueril y no ahondo más. Que no falte la jerga.

Conclusión. Que Cardús puede escribir y opinar lo que le parezca es incuestionable. Que en 2016 todavía se apele a la Comunidad internacional, a una «sociedad civil» claramente instrumentalizada por el poder político o se diga que «hay que poner la directa» revela una profunda inmadurez en la evolución del pensamiento secesionista. Los mismos tópicos y lugares comunes repetidos mil veces desde 2012. Como escribí en otro artículo, en algún momento el separatismo acarició la idea de que su apoyo rondaba el 60% de la población. La frustración -creo que la palabra es adecuada- generada al comprobar que no es así, tiene como consecuencia que determinados sectores del separatismo deban seguir con un discurso más emotivo -o sea, carente de pruebas, como «Westminster», «Europa», «Comunidad internacional»- que basado en la realidad. O como el que dice que a una manifestación van dos millones y luego se hacen eco de los cálculos de otros que los limitan a quinientos treinta mil (por cierto, siguen siendo muchísimos, eso nadie lo niega, pero que no inventen cifras físicamente imposibles). O los que un día dicen que Artur Mas tendrá un papel en la agenda exterior y, en cambio, hace un rato Cuní le preguntaba a Mas si se presentaba a las elecciones del 26 de junio. Ya no digamos que cada vez que se pronuncia «crear estructuras de Estado» muere un gatito.

Parar, reflexionar, resituar el discurso observando lo que se ha cumplido, lo que no, aquello en que efectivamente uno cree que el tiempo le ha dado la razón o aquello en lo que, sin lugar a dudas, no se tiene, es una virtud. Aplicable para todos, sin distinción de ideología o pensamiento (aunque el blog, recuerdo, tiene un objeto muy definido). Pues bien,  una parte del secesionismo, en su cándida inmadurez, sigue detenida en 2012, en aquella época en que cualquier consigna se asumía porque sí. Han pasado cuatro años y muchas de esas consignas han caído por el propio paso del tiempo. Sin embargo, los voceros de la secesión -no es exclusivo de Cardús, es general en este tipo de publicaciones- siguen como si nada. Sí, definitivamente, inmaduros.

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Alex

Buena entrada. Muy descriptiva del cul-de-sac en el que se ha encallado el secesionismo.

Llama la atención la distancia que separa la fantasía de Cardús del amargo realismo de Sanchís…

Ciertamente había tanta ilusión, estaba tan inflado el globo antes del 27S, que un porcentaje muy amplio del independentismo sencillamente se negó a aceptar el resultado, en uno de los ejercicios de autoengaño más groseros que he visto en mi vida.

Opino que el punto número uno del decálogo de Cardús debería haberlo reservado a negarse a sí mismo y a los que como él no han entendido la complejidad de la situación.

Y es que la mayor de todas las infantilonadas que lastran lo que queda de proceso, aún más grande que creerse una arrasadora mayoría después del 27S, es pensar que una sociedad dividida al 50% en una cuestión tan axial está en condiciones de predicar enfrentamientos épicos, mantener ese tono insufrible de superioridad moral, y atribuirse no sé qué ascendencia sobre la comunidad internacional y sus decisiones.

Todo en Cardús es irrelevantemente solipsista. Con tipos así no da ni pa pipas este asunto.

emperorponders

A ver si lo he entendido bien. ¿Su plan es liarla y hacer tanto caos y ruido como sea posible hasta que la «Comunidad Internacional» intervenga y se centre en el tema catalán por delante de otras minucias como Siria o los refugiados, asumiendo que lo harán con neutralidad o incluso comprensión y que no castigarán a Cataluña por haberles forzado a intervenir en semejante chorrada? Brillante.

Juanmari

¿Inmadurez? No sé dónde? «CDC ha de viure una nova primavera, una època de floració, que és quan reneixen les coses» firmado Artur Mas para Disney.
Por cierto, además de la Comunidad (hilarante foto), necesitas otra de los «mercados« para Junqueras. Recuerdo cuando la izquierda hablaba de «dictadura de los mercados» y de que EEUU no tenía derecho a inmiscuirse en la política de otros países. Y ya ves.

Joan

Las horas bajas del secesionismo se deben, básicamente, al “insufuciente apoyo” con que cuenta. Esa es la razón de fondo; no cabe duda.
No obstante, una amplia “mayoría reforzada” sería una condición necesaria, pero no suficiente. Haría falta, además, un cúmulo de circunstancias favorables y una muy buena gestión de todas ellas.
Una secesión es, por su propia naturaleza, un acto de poder, de fuerza. Por dos motivos esenciales:
– Segregar un territorio de un Estado, implica reducir derechos a la mayoría de los ciudadanos de ese Estado, que se verían privados de sus derechos plenos de ciudadanía sobre el territorio segregado. Esto no es simplemente una cuestión abstracta, sino que tiene enormes consecuencias concretas; pensemos en los muchos miles y miles de personas que tienen lazos familiares, residencias, negocios, comercio, intereses económicos y de cualquier otro tipo, a uno y otro lado de la nueva frontera. A todas esas personas (seguramente millones) la secesión les crearía dificultades y perjuicios prácticos y concretos de todo tipo.
– Las fronteras territoriales entre Estados no proceden ni de la lógica ni de argumentarios más o menos razonados. Provienen de “razones de poder”: en general, de los resultados históricos de conflictos bélicos.
Es lógico, por tanto, que las secesiones (exitosas o fracasadas) siempre hayas sido resultado de acciones de fuerza. Solo conozco un caso de secesión realizada mediante referendum: el de Sudán, agregado de tribus cuya Constitución lo establecía así. Y dos intentos frustrados: Escocia y Canadá, que no sabemos en qué habrían acabado, pues la opción secesionista fracasó.
Y por “acción de fuerza” no quiero decir que una secesión tenga que ser necesariamente una acción violenta (como lo ha sido prácticamente siempre), pero sí que no basta una votación con mayoría reforzada, que sería la “conditio sine qua non”. Tendrían que sumarse, además, otros factores “de poder”, principalmente económicos y también políticos, geoestratégicos, de equilibrios internacionales, etc., etc.